Nace a las 23 semanas y sale del hospital sin ninguna secuela
Brisa Milagro vino al mundo hace 114 días en el Hospital Valle de Hebrón de Barcelona, a las 23 semanas y cuatro días de gestación, y no sólo ha conseguido sobrevivir, sino que apenas ha tenido complicaciones durante su largo ingreso, que ha logrado superar sin secuelas.
El jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Vall d’Hebron, Félix Castillo, dio el alta a la pequeña el pasado viernes después de 112 días de ingreso, durante los cuales la madre, nutricionista, y el padre, osteópata, se han implicado «al máximo desde el primer momento» en la recuperación de Brisa.
En declaraciones a la agencia Efe, el doctor Castillo explicó ayer que «lo que hace única la historia de esta familia es que la niña se ha ido a casa después de 112 días ingresada sin apenas complicaciones y tomando exclusivamente leche materna».
Cuidada dieta materna
«Esto ha sido posible gracias a la implicación de los padres», afirmó Castillo, que recomendó a la madre una dieta rica en una serie de nutrientes, como el pescado azul, que lleva omega 3, para reforzar las conexiones neuronales y el desarrollo de la niña.
La madre de Brisa Milagro se diseñó a medida una dieta aprovechando sus conocimientos como nutricionista, lo que ha sido muy importante para la criatura, ha asegurado el doctor, que ha destacado que la pequeña se ha ido a casa «alimentada sólo con la leche de su madre».
También ha sido muy importante, declaró, el papel del padre de la niña como osteópata, al hacerle masajes para evitar estrés a su hija durante el largo ingreso.
Actualmente, los especialistas establecen que el límite de viabilidad para que estos niños tan prematuros puedan salir adelante se sitúa entre las 24 y 25 semanas de gestación, y las primeras 72 horas son cruciales para su supervivencia.