La Razón (Nacional)

El mejor peregrino

- Jesús Rivasés

AntonioAnt­onio Catalán (Corella, Navarra, 1948), presidente de AC Hotels by Marriott, a sus «50 años, más 22», como explica él mismo con humor, «ahora lo voy a dejar en 50», ha vuelto a reinventar­se tras el que, quizá, ha sido su año más duro y tras el que, a pesar de todo, encara el futuro con optimismo y con su entusiasmo de siempre. La tragedia llamó a las puertas de este navarro en el año de la pandemia. Carlos, su segundo hijo, vicepresid­ente ejecutivo de la cadena hotelera y su sucesor empresaria­l, falleció en octubre a los 42 años, víctima de un cáncer galopante. Semanas antes, el propio Antonio, contagiado de la COVID-19, estuvo casi un mes ingresado, incluidos cuatro días en la UCI, «en los que pensé que podía pasar todo», cuenta ahora, plenamente recuperado, hasta el extremo de que ha vuelto a la práctica habitual del ciclismo, su gran pasión deportiva. Todos los días hace rodillo y el domingo pasado se metió entre pecho y espalda, junto con su mujer Susana, más de 100 kilómetros por las carreteras empinadas de Monfragüe.

El último golpe que ha tenido que encajar es el muy reciente fallecimie­nto, a los 62 años, de su amigo/socio Arne Sorensen, presidente y CEO de Marriott Internatio­nal, la gran cadena hotelera global en la que se englobó AC para crear la marca AC Hotels by Marriott, una «joint-venture» con más de 200 hoteles sobre todo en España, Europa y Estados Unidos, pero también con presencia en Asia, América Latina e incluso en Sudáfrica, con un hotel en Ciudad del Cabo.

Antonio Catalán, al que la desaparici­ón de su hijo ha llevado a retomar la dirección efectiva de la compañía, es un personaje irrepetibl­e y uno de los grandes empresario­s –de los de verdad– españoles de la historia moderna, lo que quiere decir de siempre. Creó, de la nada y una tras otras, dos de las más importante­s cadenas hoteleras españolas, primero NH –vendida en una operación tan brillante como rentable– y luego AC, que a partir de 2011 se convertirí­a en el actual proyecto AC Hotels by Marriott que lucha ahora contra los imponderab­les de la pandemia, pero para el que su fundador predice un futuro exitoso, sobre todo a partir de finales de 2021 o principios de 2022. Antonio Catalán no tiene ninguna duda de que el turismo, sobre todo en España, se recuperará y volverá por sus fueros y también los viajes de negocios. «Lo importante –insiste– es que la vacuna se pueda administra­r cuando antes y a casi todo el mundo».

La imaginació­n de Antonio Catalán carece de límites empresaria­les y humanos y su impulso trascendió hace tiempo a una simbiosis mágica entre el deporte, la empresa y la amistad, lo que le ha convertido 30 años después, en el que puede considerar­se el mejor peregrino del Camino de Santiago, por el que en todo ese tiempo ha recorrido en bicicleta más de 25.000 kilómetros, siempre desde su Corella natal, desde la Ermita de Nuestra Señora del Villar para mayor exactitud, hasta la catedral de Santiago.

Todo empezó en 1990 cuando Antonio Catalán, que se declara creyente, hizo el mismo trayecto junto a un par de amigos para cumplir una promesa realizada por la recuperaci­ón exitosa de su hija Carlota tras un grave accidente. Aquello se ha repetido sin interrupci­ón y se ha convertido en la llamada Ruta Xacobea AC Hotels, un acontecimi­ento cicloturis­ta por etapas –no oficial por supuesto y no competitiv­o– y exigente: seis días consecutiv­os, 8.000 metros de desnivel, siete puertos de montaña, seis provincias recorridas y unas 75 localidade­s visitadas. El par de amigos inicial, con el paso de los años, se convirtió en un pelotón numeroso, cercano a 100 integrante­s en algunas ediciones, con ilustres ciclistas participan­tes como Miguel Induráin y empresario­s, directivos e incluso políticos: Arne Sorensen, el fallecido presidente de Marriott, era un habitual de la ruta en la que en una ocasión, entre León y Ponferrada, encima de la bici negociaron un importante acuerdo. Todo traducido, también mientras pedaleaba, por el llorado Carlos, porque como cuenta con gracia Antonio: «Arne no ha conseguido que yo aprenda inglés y yo no he logrado que Arne aprenda español», lo que no impedía su buen entendimie­nto y la solidez de su amistad.

El exministro Jaime Mayor Oreja; Antonio Rodríguez Pina, presidente de Deutsche Bank España; Emilio Sáenz, presidente de Volkswagen Navarra; Jaime García Legaz, consejero de Día, expresiden­te de Aena y hasta el torero Miguel Abellán son algunos de los notables más o menos habituales en esta peregrinac­ión anual. Solo le falta convencer a su amigo José Luis Rodríguez Zapatero para que participe. La última, que era la edición XXX, que tanto ilusionaba a Antonio, tuvo que ser diferente. No pudo celebrarse a finales de junio, como siempre, por culpa de la pandemia, sino que tuvo que retrasarse a finales del verano, con una participac­ión reducida a poco más que familiares y con el hándicap de que Carlos Catalán, ya bastante enfermo, la hizo desde el coche en lugar de en la bicicleta junto a su padre y amigo. Antonio, no obstante, volvió a recorrer los kilómetros que separan Corella de Santiago de Compostela y lo volverá a hacer mientras tenga fuerzas –y parece que será durante mucho tiempo– e ilusión, algo que no le faltará nunca.

Es un gran emprendedo­r pero, sobre todo, es el mejor peregrino, con ese otro triunfo suyo que es la Ruta Xacobea, un éxito lúdico, deportivo y espiritual y, por encima de todo, humano. Ha sido el año más duro y difícil de Antonio Catalán, pero también con la constancia y superación de «peregrino permanente» mira al futuro con optimismo desde sus nuevos «50 años» –los que de verdad cuentan–, «más 22».

El último golpe que ha tenido que encajar es la muerte de su amigo y socio Arne Sorensen, CEO de Marriott Internatio­nal

Recorrerá los kilómetros que separan Corella de Santiago mientras tenga fuerzas e ilusión, algo que no le faltará nunca

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