El «plan B» de ERC: un Govern en solitario y otra investidura
Los republicanos se plantean un nuevo escenario ante el bloqueo de Puigdemont
El tiempo se consume en Cataluña, dos meses y medio después de los comicios del 14 de febrero, sin acuerdo entre el independentismo y a sólo tres semanas de caer en una nueva repetición electoral si el 26 de mayo no hay president. Este fin de semana ha vencido la fecha límite del 1 de mayo marcada por Esquerra para investir a Pere Aragonès y atar un Ejecutivo independentista, un elemento de presión hacia JxCat ante el bloqueo ejercido por el partido de Puigdemont. Ahora, y de no prosperar el pacto o avanzar de forma sustancial en las próximas horas, los republicanos trabajan con un nuevo escenario: se plantean poner poner sobre la mesa su «plan B», un Ejecutivo en minoría y sustentado de forma externa por JxCat, imprescindible con sus 32 escaños, y la CUP. También la posibilidad de forzar a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, a convocar un pleno de investidura para obligar a la formación de Puigdemont a mover ficha, como ya adelantó este diario.
Los republicanos insisten en que su prioridad sigue siendo atar un Govern independentista de coalición con JxCat aunque sea a partir de esta semana. Sin embargo, la tardanza del acuerdo y la dilatación de las negociaciones por parte de los posconvergentes –ayer Borràs (JxCat) advirtió de que los «ultimátums» añaden
Borràs (JxCat) rechaza los «ultimátums» y asegura que solo añaden «presión» a un hipotético acuerdo
«presión» para intentar «descarrilar un acuerdo»– han llevado a los republicanos ha plantear un nuevo escenario. Hoy está previsto que reúnan a su ejecutiva y luego se pronunciarán sobre cuál será su siguiente paso.
Y es que las negociaciones se han redoblado a lo largo de los últimos días, con una cumbre estéril organizada el sábado en la cárcel de Lledoners, la segunda en tan sólo una semana, con la presencia del propio Aragonès y Junqueras frente al equipo negociador de los posconvergentes liderado por el expresidente de la ANC, Jordi Sànchez.
Sin embargo, los escollos entre ambas formaciones son aún múltiples y de cariz estratégico: la hoja de ruta, el poder de Carles Puigdemont y el mando del «procés», con una dirección colegiada entre partidos y entidades dependiente del Consell per la República, órgano del expresident en Waterloo. Y la posición unitaria en el Congreso que reclama JxCat ante la oposición frontal de Esquerra.
A partir de ahora, el calendario de un posible pacto se centra en dos momentos: o bien antes del congreso extraordinario de JxCat este fin de semana del 7 y el 8 de mayo, o bien la semana del 10 al 16 de mayo, la siguiente y penúltima de la cuenta atrás.