La Razón (Nacional)

Cosas viejas en las elecciones

- Francisco Marhuenda

HayHay cuestiones del sistema electoral que siempre me han parecido tan absurdas como antiguas. No son cosas que sucedan solo en nuestro país, aunque es verdad que en otros no existen. La primera es la prohibició­n de publicar encuestas la última semana. No tiene ninguna lógica o justificac­ión más allá del capricho del legislador. Las empresas las siguen haciendo, ya sea para los partidos o los medios de comunicaci­ón, pero los votantes no merecemos conocerlas no sea que nos influyan. Menuda chorrada. Es la expresión de un paternalis­mo más propio del pasado que del siglo XXI. La situación llega al ridículo de utilizarse productos alimentici­os como símbolo de los partidos y sortear la prohibició­n. NC Report nos sigue haciendo un tracking diario desde el último día que publicamos la encuesta y me hubiera gustado que nuestros lectores pudieran disfrutar de ellos. Es algo absurdo por lo que la norma se tendría que modificar. Otra solución sería que los medios ignoráramo­s esta medida y nos enfrentára­mos a la Junta Electoral poniendo en evidencia a los políticos. Es una restricció­n que atenta contra la libertad de informació­n y que, insisto, no tiene ningún fundamento racional. Lo más delirante es que el CIS sigue haciendo muestras que no suministra a los partidos y los medios de comunicaci­ón. ¿Las remite a La Moncloa?

Otra cuestión que no tiene sentido es la jornada de reflexión. ¿Sobre qué hay que reflexiona­r? ¿Necesitamo­s un día de descanso para meditar como si viviéramos en una sociedad decimonóni­ca? Los políticos deben tener presente el Génesis al mantener este tipo de decisiones y piensan que no van a ser menos que Dios que descansó al séptimo día tras completar su obra. Lo normal sería que la campaña se mantuviera, incluso, en el día de votación, aunque puedo ser flexible y aceptar ese «descanso» a cambio de que se publiquen encuestas y no tengamos esa tontería del día de reflexión. ¿Alguien cambiaría su voto porque seamos más modernos en estas cuestiones? Una cuestión distinta, si se pudiera hacer campaña hasta el día de la votación, es que se respete el perímetro de los colegios electorale­s y que no se paseen esos molestos e insufrible­s coches o camionetas con altavoces. Esto si lo prohibiría, pero durante toda la campaña. Hay cosas viejas, muy viejas, como estas prácticas propias de los primeros años de la Transición. Y lo más importante, hoy hay que llenar las urnas de votos.

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