El hombre que ya estuvo allí

Diego Pablo Simeone, Cholo para el siglo, ya estuvo allí. Hace justo siete años, y no por casualidad se trata de un número cabalístico, el Atlético visitaba el Camp Nou con una Liga en juego y la obligación de puntuar para que el Barcelona no le soplase el título en el último momento, tras un lamentable tropiezo contra el Málaga en la penúltima jornada. Messi y Piqué ya jugaron aquel partido, lo mismo que Koke, único superviviente de los catorce rojiblancos que actuaron ese 17 de mayo de 2014, una semana antes de la final de Lisboa y de Sergio Ramos. Al entrenador argentino ya lo acosaba entonces una legión de detractores, casi todos ajenos a la causa atlética, que ora le reprochaban el minimalismo estético de su fútbol ora le afeaban sus dificultades para levantar copas en disputa frente a los colosos de siempre. Aquel entorchado sí adorna su palmarés y no es una rara avis, sino un ave única en la hégira Leo-Cristiano: no se le ha escapado otra al Barça o al Madrid desde la que el Valencia de Benítez les sisó en 2004. Pues todavía le cicatean al Cholo ese mérito y otro que también habla de su aplastante contumacia en la victoria, tal es que el podio del campeonato español sólo conoce a tres inquilinos desde su primera temporada completa, la 2012/13. Este siglo, del que apenas se ha consumido una quinta parte, empezó con el Atleti en Segunda y, después del ascenso, se sufrieron versiones de la escuadra colchonera que oscilaban entre la mediocridad y el sonrojo, cuando jugar la Europa League era un triunfo y asomarse a la final de Copa, aunque fuera para perderla, se vivía como una gesta. El Atlético se juega medio título de Liga en noventa minutos. Es verdad, claro, Simeone es malísimo.