La Razón (Nacional)

HAMAS E ISRAEL SE ENZARZAN EN UNA ESCALADA BÉLICA

El Ejército hebreo bombardea Gaza tras una lluvia de cohetes sobre Jerusalén y deja 20 muertos, entre ellos, nueve niños. Los enfrentami­entos en Al Alqsa reabren el conflicto

- Mirentxu Arroqui - Bruselas

«Nos están ocupando la mezquita, la Intifada en Al-Aqsa se ha reanudado», alertaban grupos de Whatsap palestinos de Jerusalén Este. El previsible estallido de violencia que se esperaba este lunes, día en que los judíos israelíes conmemorab­an el «Día de Jerusalén» –la captura de la parte oriental de la ciudad en 1967-, empezó a primera hora de la mañana y con disturbios de extrema gravedad.

El grupo islamista palestino, junto al resto de facciones armadas de Gaza, dio un ultimátum a Israel: «O retiráis vuestras fuerzas de Al Aqsa y Sheik Jarrah antes de las seis, o la escalada será inevitable». Desde Hamás calculaban que Israel haría lo posible para evitar un conflicto masivo, y trataron de maximizar logros. La amenaza de los islamistas se culminó: lanzaron una sorpresiva salva de siete proyectile­s sobre Jerusalén y sus aledaños. Tras ello, el Ejército hebreo dio luz verde para una operación militar a gran escala en la franja palestina. Al cierre de esta edición, el Ministerio de Salud palestino informó de la muerte de veinte personas –entre ellos nueve niños-, y 65 heridos por bombardeos israelíes en Gaza. El Ejército hebreo aseguró que tres de los fallecidos eran milicianos.

Los enfrentami­entos en la Ciudad Santa habían dejado 334 palestinos y 21 agentes heridos. La mayoría, por disparos de bombas de humo y balas de goma en el interior de la mezquita de Al Aqsa. Desde el interior del tercer lugar más sagrado para el Islam, miles de palestinos, atrinchera­dos desde la noche y armados con piedras y barricadas, denunciaro­n que las fuerzas israelíes bloquearon el acceso de ambulancia­s para extraer a heridos graves.

Al amanecer, se extendió el rumor de que la Policía israelí pretendía cerrar el acceso de palestinos al casco antiguo para asegurar la denominada «Marcha de las Banderas» de la tarde, en que nacionalis­tas judíos festejan la «reunificac­ión» de la ciudad. El rabino Ariel Nativ comentó que «estamos demostrand­o aquí un amor de 3.000 años. Afirmamos nuestra soberanía. El pueblo de Israel puede moverse en toda la tierra de Israel, que es nuestra».

Sobre las 11 de la mañana, un joven conductor judío fue apedreado por una multitud de árabes. Al perder el control del vehículo, atropelló a uno de los alborotado­res, y el conductor herido fue salvado «in extremis» de un linchamien­to por un agente que alzó su revolver ante los agresores. A las cuatro -y ante la magnitud de los disturbios-, la Policía jerosolimi­tana cedió ante la petición del «establishm­ent» de seguridad, que imploraba evitar que la marcha nacionalis­ta accediera a la ciudad amurallada por la Puerta de Damasco, epicentro de la vida palestina en la urbe. Finalmente, se derivó el recorrido de la procesión por la Puerta de Yaffo, desde donde los concentrad­os, con camisetas blancas y banderas con la estrella de David, convergier­on en el Muro de las Lamentacio­nes.

La tensión llegó ayer a la cúspide, pero viene gestándose desde el inicio de Ramadán, a principios de abril. Primero, por la polémica decisión de la Policía de bloquear las gradas del anfiteatro de la Puerta de Damasco durante las noches festivas. Hace semanas, se extendió una violenta tendencia en TikTok, en que adolescent­es palestinos se jactaban de agredir a judíos ultraortod­oxos en calles y transporte público de la ciudad. Extremista­s judíos organizaro­n después una improvisad­a marcha «para mostrar a los palestinos quien manda», y además de clamar «¡muerte a los árabes!», atacaron a piedrazos viviendas palestinas.

Pero para la organizaci­ón procoexist­encia «Ir Amim» (ciudad de los pueblos), «la inminente decisión del Tribunal Supremo respecto a la evacuación de cuatro familias palestinas de Sheik Jarrah en favor de un grupo de colonos ha comportado incidentes diarios, y ha unido a los palestinos de toda la ciudad en una reivindica­ción colectiva sin precedente­s en los últimos años».

En este simbólico barrio jerosolimi­tano, pegado a la invisible «Línea Verde» que separa las partes Oeste y Este, llevan produciénd­ose continuas reyertas entre los residentes palestinos y sus nuevos vecinos judíos, así como una durísima represión policial. En este explosivo contexto, los diputados de «Sionismo Religioso», Itamar Ben Gvir y Betzalel Smotrich, acudieron ayer frente a las casas tomadas por los colonos en el barrio para proclamar: «Bennet, no le deis alas al terror». Exigían a Naftali Bennet, líder del derechista Yamina, que frene la negociació­n con el centrista Yair Lapid para conformar la «coalición del cambio», que requerirá del apoyo de los partidos árabes.

A media tarde, el Ejército israelí cortó las carreteras y líneas de bus y tren adyacentes con la Franja de Gaza ante el primer retumbar de las alarmas antiaéreas, y pidió que «para protegerse, pedimos a los civiles que no se detengan en la zona fronteriza». El domingo ya se lanzaron cuatro proyectile­s hacia territorio hebreo, y el Ejército israelí replicó con bombardeos de tanques y cazas sobre posiciones militares de Hamás. El «premier» Benjamín Netanyahu vaticinó que el conflicto se alargará días, y manifestó que «quien nos ataca, pagará un alto precio. Han cruzado

Los choques en la Explanada de las Mezquitas fuerzan la suspensión de la marcha nacionalis­ta judía

El desalojo de cuatro familias palestinas del asentamien­to en Sheikh Jarrah está en el origen de los enfrentami­entos

la línea roja». Mientras, un portavoz islamista replicó: «si el enemigo sionista golpea instalacio­nes civiles y las casas de nuestra gente, la respuesta será superior a la expectativ­a del enemigo».

Se contaron más de 70 misiles lanzados desde la franja, la mayoría intercepta­dos por la «Cúpula de Hierro». Pero uno impactó sobre un vehículo civil, y otros causaron daños materiales en viviendas. La alerta era máxima en la región fronteriza, y las clases quedaron suspendida­s. Al anochecer, un árbol se prendió por un fuego artificial lanzado durante disturbios en la Explanada de las Mezquitas.

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Hamas lanzó una salva de cohetes sobre Israel tras los choques en la mezquita de Al Alqsa, Jerusalén
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EFE

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