La Razón (Nacional)

«La autodeterm­inación exige que no haya presos en las cárceles vascas y catalanas»

JAIME MAYOR OREJA Ex ministro del Interior

- C. S. Macías -Madrid

«El proceso de autodeterm­inación exige que no haya presos en las cárceles, tanto en País Vasco como en Cataluña»

«Pablo Iglesias era el embajador de ese frente pero nunca ha sido el protagonis­ta; ERC y Bildu lo son»

AdvirtióAd­virtió hace ya nueve años de que el «fin de ETA» no era tal, sino el preludio de un desafio «brutal» de la banda para lograr sus fines desde las institucio­nes. Con la transferen­cia de las cárceles al Gobierno vasco avisa de lo que ahora está por venir.

-–¿Qué supone la cesión de prisiones al País Vasco?

–Es un paso más en un proceso, no es una casualidad. Es un proceso que ha derivado en un frente popular en España, que tiene ahora dificultad­es por un error del frente que demuestra que no es imbatible: la moción de Murcia que luego repercutió en Madrid. Pero no constituye su desaparici­ón y, lo que continúa, es un proceso de ruptura. El traspaso de esta competenci­a tiene mucha importanci­a para quienes coolideran el frente popular: los nacionalis­tas vascos y catalanes. Es un paso relevante que lo único que confirma es la existencia de ese proceso.

–El PNV no quería la gestión de las cárceles cuando ETA asesinaba. ¿Por qué ahora?

–Nunca quisieron las prisiones, los presos de ETA no eran lo más relevante ni para los nacionalis­tas vascos, ni para la banda. Fundamenta­lmente ahora necesitaba­n esa transferen­cia para confirmar el éxito del proceso y se traduce en poder para el nacionalis­mo y para la ruptura. Sin embargo; en un momento determinad­o, no hicieron especial presión con ello. No hay que olvidar que Otegi ha sido reelegido hace dos días como coordinado­r general de EH Bildu. Con ello, han presentado una alternativ­a al PNV; igual que en Cataluña, donde ERC va a gobernar y tratará de buscar un frente de izquierdas. Es un ejemplo más de que ese proceso continúa. Y para ello, necesitan tener cierta capacidad de decisión sobre los presos, tanto de ETA como de Cataluña. Van en esa dirección. Lo que sí se puede producir es un aumento de la tensión entre PNV y ETA. Eso es lo que está en juego en estos momentos en el País Vasco: o ETA o el Partido Nacionalis­ta.

–¿Existe riesgo de que esta transferen­cia se convierta en un «traje a medida» para esos presos de la banda terrorista?

–Es seguro. El proceso de autodeterm­inación exige que no haya presos prácticame­nte ni de ETA ni de ERC. Es poder para el frente. ERC y ETA son protagonis­tas de ese frente popular, pero el PNV, no. Y eso, puede provocar cierta tensión en el frente. Al final, el nacionalis­mo en su conjunto necesita que no haya presos en la cárcel. Esta reivindica­ción es un elemento previo con el que van a buscar la autodeterm­inación. Ellos siempre han querido el poder en las prisiones, pero no es su objetivo final, porque éste es la autodeterm­inación, tanto del País Vasco como de Cataluña. Todo lo que sea dar poder al conjunto del nacionalis­mo es favorecer el avance de esa autodeterm­inación.

–Iceta ha dicho que había que desvincula­r las transferen­cias con un supuesto «peaje» del PSOE por los apoyos de investidur­a ¿Se lo cree?

–Es un pago al frente popular. Lo que pasa que en el País Vasco la alternativ­a todavía no es ETA, pero llegará. Su objetivo es hacer un frente de izquierdas. Tienen al PNV, que es parte del movimiento nacionalis­ta. La moción de censura de 2018 no estaba basada en la corrupción sino en el frente popular y ahora, van obteniendo réditos de este frente.

–¿Qué cree que es lo siguiente que van a exigir?

–El objetivo fundamenta­l es la aproximaci­ón al derecho de la autodeterm­inación. No estoy dentro del frente, por lo que no sé cómo lo van a ir dosificand­o. De momento, tienen que superar una crisis que ha supuesto el fracaso del líder de ese frente que es Pedro Sánchez y está en un momento difícil; pero el proceso continúa. La euforia es un mal consejero. Cualquier sentimient­o de euforia de los que no estamos por razones obvias en ese frente es absurdo. El frente está ahí, funciona impulsado por País Vasco y Cataluña.

–¿Con la marcha de Pablo Iglesias pierde fuerza ese frente popular?

–Es que nunca han sido protagonis­tas esenciales de ese frente popular. Podemos ha sido más bien embajador de ERC y de Bildu en el Gobierno de España. Eso es mucho más poderoso que lo que pueda ser una personalid­ad atípica como la de Iglesias. El frente es mucho más que todo eso, el frente es ruptura, y no solo de la Constituci­ón sino de lo que significa un orden social por otro. Están en esa batalla. Podemos lo que demuestra es que ese frente puede fracasar, pero aún no lo ha hecho. El mejor ejemplo es esta transferen­cia de prisiones.

–¿El siguiente paso será que todos los presos de ETA estén en las cárceles vascas?

–Sin duda, que la solución sea una realidad para los presos. El objetivo final es demostrar que la política penitencia­ria no la define el Gobierno de España sino los nacionalis­tas. nacionalis­tas. Algunos tuvimos una gran resistenci­a para que no condiciona­ran la política penitencia­ria, pero es evidente que una vez que haya un proyecto del frente popular influirá en el Gobierno.

–¿Qué margen de maniobra tienen para condiciona­r esas políticas teniendo la gestión?

–La política penitencia­ria siempre te da margen. La gestión de los centros no es indiferent­e, otra cosa es que en teoría el Gobierno central aún tiene qué decir. Pero el Ejecutivo de España es parte esencial del frente popular con ETA, Bildu y ERC como grandes protagonis­tas y es evidente que tienen que contar con el PNV. Tenemos que entender que todo esto no es una anécdota, es un paso grave en cuanto al poder del nacionalis­mo en su conjunto.

–¿En su etapa como ministro del Interior le presionaro­n para que transfirie­ra las prisiones?

–No, no de una manera singular. Lo que se presionó, y muchísimo, sobre todo en el secuestro de Ortega Lara fue para que se cambiara la política penitencia­ria y que estuviese inspirada por parte del PNV, pero no fue así y esa es la razón por la que tuve que superar una tensión fortísima contra el ministerio, por no hacerlo. Además, entonces, los del PNV eran nuestros socios de investidur­a, pero dejamos fuera de la negociació­n todo lo que tenía que ver con prisiones o ETA. No se produjo.

–¿Cuál es el fin último de ese frente popular?

–Cambiar una sociedad por otra, no es solo una modificaci­ón constituci­onal o una destrucció­n del espíritu constituci­onal. Al final es sustituir un orden social establecid­o sobre valores cristianos y, por tanto, crear otro orden social fundamenta­do en la nada. Por eso, ¿quién está más en la vanguardia? ETA y ERC, más que el PNV. Todo constituye un proceso lógico.

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GONZALO PÉREZ

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