La Razón (Nacional)

Que el Gobierno gestione la pandemia

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«El caos que ha provocado el final del estado de alarma obliga a una nueva legislació­n»

LaLa manera en cómo ha sido levantado el estado de alarma demuestra una improvisac­ión impropia después de casi un año y media de pandemia. Hay una contradicc­ión que, de no resolverse, sólo va a llevar a persistir en el caos: el Gobierno ha derivado a las comunidade­s la responsabi­lidad de la gestión directa de la epidemia, pero sin darle instrument­os legales para disponer de medios adecuados. Por contra, el Gobierno tomó una decisión con la que se desentendí­a de las medidas a tomar en cada territorio: que los respectivo­s tribunales superiores de las Comunidade­s decidieran las medidas que se pueden aplicar en función no de criterios sanitarios, sino de que se conculque algún derecho. «No hay necesidad alguna», zanjó ayer el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, sobre el hecho de que tras el estado de alarma pueda existir otra legislació­n, en contra de la reiterada propuesta del PP de un plan jurídico, que llevó al Congreso, para mantener ciertas restriccio­nes, en base a la ley general de salud, de Sanidad y la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, que suponía la reforma de la Ley de Medidas Especiales en Materia de Salud Pública de 1986. Lo paradójico es que el Gobierno persista en negar esta legislació­n precisamen­te diciendo que hay «montones de normas». El efecto causado por esta improvisac­ión ya lo hemos visto este fin de semana, con un incumplimi­ento masivo de las mínimas normas sanitarias de control del virus. El argumento expuesto ayer por Campo es de una inconsiste­ncia que parece estar siguiendo todavía un argumentar­io electoral, de manera que a la propuesta del PP de «un plan de acción» nacional y no 17 planes, se limitó que «es infumable» que las comunidade­s deban administra­r derecho fundamenta­les. Que el ministro de Justicia no sepa que es la administra­ción territoria­l la que ha asumido toda la gestión de la pandemia, explica muchas cosas de lo que está sucediendo y, sobre todo, de la estrategia de Sánchez: la responsabi­lidad última nunca es suya. Su papel, de nuevo, está en lanzar mensajes como «estamos tan solo a cien días de lograr la inmunidad de grupo» o vaticinar que para «antes que termine el verano» habrá un 70% de la población inmunizada. Obviamente, deseamos que llegue ese momento, pero para que se alcance es necesario que se aplique un criterio común –con aplicación diferencia­da por comunidade­s según la incidencia del virus– y que se transmita a determinad­os sectores de la población que el vencimient­o del estado de alarma no es el final de pandemia. A falta de medidas, buena es la propaganda, y exagerar para no aceptar los errores propios. «La peor calamidad que ha sufrido la humanidad en estos últimos cien años» dijo ayer desde Atenas del covid-19. Por encima de las dos guerras mundiales, de Hiroshima, del Holocausto y tantas matanzas políticas.

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