La Policía halló el móvil de Heidi en el piso donde se escondía César
Las pruebas acorralan al «Rey del Cachopo» en el juicio que hoy acapara su declaración
Camisa blanca, chaleco de plumas, ralla al medio y bolígrafo en mano. Muy serio y muy formal se presentó ayer en la Audiencia Provincial de Madrid César Román Viruete, más conocido como «El Rey del Cachopo», el día del inicio de su juicio. La Fiscalía pide para él 15 años y prisión y 26 la acusación particular ejercida por la madre de su ex pareja Heidi Paz, cuyo torso fue hallado el 13 de agosto de 2018 en una nave de Usera alquilada por él. Está acusado de haber matado a la joven hondureña de 25 años, haber desmembrado su cuerpo para dejarlo inidentificable y haber huido a Zaragoza el mismo día que la maleta de la nave fue descubierta. Han pasado dos años y medio desde que fue detenido por la Policía Nacional y en todo este tiempo Román ha estudiado su caso a fondo en la prisión de Soto del Real. Uno de los rasgos de su personalidad es ese narcisismo llevado al extremo que le impide delegar en profesionales letrados y probablemente movido por ese ánimo de querer controlarlo todo decidió cambiar de abogado a última hora. Ayer se estrenó Ana Isabel Peña, que deslizó (tal y como ha insistido en sugerir Román todo este tiempo) que el torso hallado en la nave de Usera podría no ser el de Heidi. Lo hizo ante un boquiabierto jurado popular que desde ayer comenzó a escuchar las técnicas de convicción de cada letrado, durante la primera sesión del juicio. No solo las acusaciones rebatirán este punto sino que es precisamente el ADN uno de los peores «enemigos» de César en este juicio. Él se agarrará al error de la autopsia preliminar del tronco, donde hablaba de una mujer caucásica y sin parir (Heidi era mulata y tenía dos niños) pero fue precisamente por el ácido corrosivo que echó sobre el cuerpo (hay una huella de César en un bote de éste producto en la nave) para acelerar su descomposición y dificultar su identificación. No solo el ADN del torso fue cotejado con el de la madre y coincidía en un 99% con el de la hondureña, sino que ese mismo ADN estaba presente en la casa de López Grass de Vallecas que compartieron mientras duró su noviazgo. Es más, el ADN del propio César estaba mezclado con el de ella en el asa de la maleta donde encontraron el torso de la chica.
Pero sin duda una de las cuestiones más complicadas de explicar para Román será cómo llegó el terminal móvil de Heidi –desde el que realizó la llamada a César la madrugada del 5 de agosto antes de ir a su casa de Vallecas– a manos de «El Rey del Cachopo». Y es que durante el registro de la Policía Nacional en su casa de Zaragoza, donde fue detenido en noviembre de 2018, los agentes se incautaron de tres tarjetas SIM y cuatro terminales, uno de ellos el de Heidi Paz. Este irrefutable hecho complica su intención de tratar de desviar la atención, como hará durante le juicio, de que esa madrugada Heidi llegó Madrid con un chico y estuvieron de fiesta. Ambos compartieron un taxi pero luego ella llamó a César y acordaron verse. Él tratará no obstante hacer ver que este joven pudo tener algo que ver en su desaparición. Su letrada solicitó ayer nuevas pruebas que no le fueron admitidas aunque varias periciales y testificales. Para Ana Isabel Peña va a ser muy complicado «atar en corto» la fuerte personalidad de César, a quien ayer describió como un «pequeño Napoleón», «una persona muy menuda» pero que por inteligencia y verborrea no puede imputársele un crimen tan atroz, dijo. Hoy es turno de su declaración que, ya anunció, va a durar «horas».
Tanto la Fiscalía como la acusación particular, ejercida por Ramón Fernández de Mera, tratarán de hacer ver al jurado todo el conjunto de pruebas que hay contra el acusado y que irán saliendo a lo largo del juicio que durará hasta el día 26.
Su defensa tratará de sembrar la duda sobre si el torso pertenece a Heidi a pesar de que coincide con el de la joven un 99%