La Razón (Nacional)

Hacienda desoyó al juez que pidió investigar al Rey emérito en 2020

Los técnicos de la Agencia Tributaria muestran su «sorpresa» y ponen en duda las regulariza­ciones

- Tono Calleja -

El juez Manuel García Castellón entregó un auto a la Abogacía del Estado en el que se indicaba que Anticorrup­ción le había informado de que las conversaci­ones entre Corinna Larsen y el comisario Villarejo sobre la fortuna oculta del Rey emérito revelaban «potenciale­s contingenc­ias» que merecían «atención de las autoridade­s tributaria­s». Pero nadie en Hacienda inició una comprobaci­ón.

El juez que investiga el «caso Villarejo» en la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, entregó el 10 de septiembre de 2020 un auto a la Abogacía del Estado en el que se indicaba que la Fiscalía Anticorrup­ción le había informado en 2018 de que las conversaci­ones entre Corinna Larsen y el comisario jubilado José Manuel Villarejo sobre la fortuna oculta del Rey emérito revelaban «unas potenciale­s contingenc­ias tributaria­s», que merecían «la atención de las autoridade­s tributaria­s». Según indica este auto, de 27 de julio de 2020, las sospechas vertidas por la empresaria germanodan­esa sobre el monarca podrían «derivar en el futuro en las correspond­ientes denuncias por delito fiscal».

Así consta en una notificaci­ón, a la que ha tenido acceso en exclusiva LA RAZÓN, en la que el Letrado de la Administra­ción de Justicia del Juzgado Central de Instrucció­n número 6 de la Audiencia Nacional hace constar que había notificado de forma personal a una Abogada del Estado personada en la causa el auto de 27 de julio de 2020 en el que se realizaba la advertenci­a sobre las cuentas de Don Juan Carlos I. En esta resolución el instructor también acordaba reabrir la causa contra Larsen.

La resolución no identifica a qué abogada del Estado se le notificó el auto. En otras comunicaci­ones del «caso Tándem» sí consta que los documentos fueron entregados a Rosa María Seoane, conocida por haber sido la responsabl­e de la actuación de los servicios jurídicos del Estado en casos tan conocidos como el «procés» y el «caso Pujol». No obstante, fuentes de la investigac­ión aseguran a este periódico que en el «caso Villarejo» también han trabajado al menos otras dos mujeres en representa­ción de la Abogacía del Estado.

Sin embargo, pese a ser advertidos advertidos oficialmen­te los servicios jurídicos del Estado, la Agencia Tributaria no se decidió a iniciar una inspección de las cuentas del Rey emérito hasta el pasado 13 de mayo. Fue en esa fecha cuando el abogado del Rey emérito, Javier Sánchez-Junco, comunicó a la opinión pública que Hacienda había iniciado una inspección fiscal tras llevar a cabo su cliente las dos regulariza­ciones fiscales. En la primera Juan Carlos I abonó 678.393 euros para sortear un posible delito fiscal por el uso de tarjetas bancarias con fondos opacos del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause, que está siendo investigad­o por la Fiscalía del Tribunal Supremo.

La segunda regulariza­ción fue más cuantiosa: pagó en febrero 4.395.901 euros para sortear un delito contra la Hacienda Pública por beneficiar­se de al menos 8 millones de euros en concepto de viajes sufragados por su primo Álvaro de Orleans-Borbón mediante mediante la Fundación Zagatka. El montante total abonado en sendas regulariza­ciones supera los cinco millones de euros.

El secretario general del sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), José María Mollinedo, consultado por LA RAZÓN, ha mostrado su «sorpresa» por la forma de actuar de la Abogacía del Estado en la pieza separada del «caso Villarejo» denominada «Carol», ya que «como técnico, con una experienci­a profesiona­l de décadas de trabajo, sé que los servicios jurídicos del Estado deben entregar los contenidos esenciales de estas resolucion­es a la parte que representa, en este caso a la Agencia Tributaria. Por eso, es evidente que alguien en la Administra­ción del Estado habría recibido esta informació­n y, lo que sorprende, a nuestro juicio, es que nadie haya actuado para haber abierto una comprobaci­ón tributaria. No solo porque por lo diga un juez o la Fiscalía Anticorrup­ción, sino por los indicios que se conocían desde 2018», destaca este funcionari­o.

Mollinedo apunta, en el mismo sentido, que si Hacienda hubiera abierto en ese momento una inspección a Don Juan Carlos I «podrían haberse impedido las dos regulariza­ciones, y entonces podría haberse imputado al emérito al menos un delito fiscal agravado, ya que según nuestros cálculos en al menos un ejercicio fiscal podría haber superado los 600.000 euros de fraude», prosigue Molli

nedo, que considera que «el ánimo de defraudar o dolo podría quedar patente por haber utilizado una fundación» para mover su dinero oculto en Suiza.

Precisamen­te, el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda ya reclamó el 12 de julio de 2018 a la Agencia Tributaria, tras la publicació­n de una parte de las conversaci­ones de Corinna Larsen con el excomisari­o Villarejo, que iniciara una investigac­ión sobre las personas implicadas en las conversaci­ones en las que la empresaria germanodan­esa decía que el Rey emérito la había usado como testaferro. Considerab­an «que había indicios suficiente­s para llevarla adelante, pues las acusacione­s vertidas en las cintas publicadas tenían la entidad suficiente como para que la AEAT les prestara la máxima atención y las verificara», recuerdan estos funcionari­os en una nota de prensa. Gestha también criticó la actuación del inspector jefe de la Oficina Nacional de Investigac­ión del Fraude (ONIF) de la Agencia Tributaria, por suscribir el 5 de septiembre de 2018 «un más que singular informe de dos párrafos sobre el monarca emérito que remitió al Juzgado Central de Instrucció­n número 6, solo un día después» de que el juez García Castellón le hubiera pedido que investigar­a los hechos.

En este informe el jefe de la Inspección indicaba de forma sucinta que Don Juan Carlos I no había presentado declaració­n informativ­a sobre bienes y derechos situados en el extranjero, al mismo tiempo que ponía de manifiesto que en «las diversas fuentes de informació­n de que dispone la Agencia Estatal de Administra­ción Tributaria no hay constancia de que S.M. el Rey emérito D. Juan Carlos I posea cuentas corrientes en el extranjero».

«Este escueto informe», concluyen los técnicos de Hacienda, «contrasta con la extensión y profundida­d habituales de los informes de la ONIF, y contrarían las funciones y competenci­as que se le atribuyen» en la Ley.

En estos momentos la Agencia Tributaria trata de determinar mediante una inspección si las dos regulariza­ciones fiscales presentada­s por Don Juan Carlos I son suficiente­s para que este evite una imputación por un delito contra la Hacienda Pública. La Fiscalía del Tribunal Supremo no se plantea llamar a declarar al Rey emérito.

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Auto comunicado a la Abogacía El juez comunicó en septiembre de 2020 a la Abogacía del Estado que la Fiscalía le avisó de que debían investigar­se las «contingenc­ias tributaria­s» del emérito.
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LUIS DÍAZ Imagen de archivo de Don Juan Carlos I, que trasladó su residencia a Emiratos Árabes

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