EE UU promete reconstruir Gaza sin ayudar a Hamás
Blinken defiende la alianza con Israel y promete reforzar a Al Fatah
Tras apagarse temporalmente el frente de Gaza, ayer aterrizó en Tel Aviv el secretario de Estado, Antony Blinken. A pesar del evidente cambio de tono de la Administración Biden respecto a su aliado primordial en Oriente Medio, el jefe de la política exterior de EE UU recalcó en la apertura de su discurso: «Estamos comprometidos con la seguridad de Israel, así como con la reconstrucción de la Franja de Gaza».
Poco después de su llegada, Blinken se trasladó directamente a Jerusalén para emitir una declaración conjunta con el «premier» israelí, Benjamin Netanyahu. «Tuvimos profundas discusiones al respecto de la seguridad de Israel, incluida la batería antimisiles Cúpula de Hierro», apuntó Blinken. Rápidamente, se refirió al enclave palestino: «Hay que mejorar la situación humanitaria de Gaza, mientras nos preocupamos de que Hamás no se beneficie».
El secretario de Estado también incluyó en su discurso el estallido de violencia interétnica entre árabes y judíos dentro de Israel, que se desató simultáneamente a la escalada militar. No olvidó la reciente oleada de ataques antisemitas contra judíos de manifestantes propalestinos en EE UU. «Es un fenómeno inaceptable que debe detenerse», protestó. Netanyahu agradeció el posicionamiento de la Casa Blanca, y catalogó los ataques como un «antisemitismo disfrazado de antisionismo».
El «premier» judío reiteró que si Hamás renueva los lanzamientos de misiles hacia territorio hebreo, «nuestra respuesta será muy potente». Sobre los llamamientos urgentes para mejorar la situación humanitaria en Gaza –donde dos millones de personas viven bajo el bloqueo de Israel y Egipto desde 2007–, incidió en que «eso también supone el retorno de los rehenes». Desde la guerra de 2014, Hamás retiene los cuerpos sin vida de dos soldados israelíes muertos en combate, así como de dos civiles que entraron en la franja y cuyo estado se desconoce.
Al respecto del enterrado proceso de paz, «Bibi» alegó que «Biden dijo, con razón, que esto no ocurrirá hasta que haya un reconocimiento del Estado de Israel». El liderazgo palestino aceptó la existencia del Estado judío en los Acuerdos de Oslo (1993), pero el rais Mahmud Abas amenazó con retirar el reconocimiento tras la crisis por el traslado de la Embajada de EE UU a Jerusalén ordenada por Donald Trump.
Ante la Prensa, Netanyahu aprovechó para incidir en la cuestión nuclear iraní, tras la voluntad de Biden de reingresar en el pacto nuclear. «Espero que EE UU no dé un paso atrás, ya que eso facilitará el camino de Irán hacia las armas nucleares con apoyo de la comunidad internacional», alertó. En respuesta, Blinken prometió que se buscaría explorar un acuerdo de largo recorrido, que también pondrá el foco sobre el programa de misiles balísticos de Irán, así como su apoyo militar y financiero a milicias chiíes en la región. Pasada la comparecencia pública, Blinken se dirigió al Ministerio de Exteriores para encontrarse con su homólogo, Gabi Ashkenazi, y luego con el ministro de Defensa Benny Gantz. Además, mantuvieron un encuentro telemático con el enviado de Israel a la ONU, Gilad Erdan.
Según la radio pública israelí, fuentes oficiales norteamericanas insisten en que será posible encontrar mecanismos para transferir ayuda económica a Gaza e impulsar mejoras de infraestructuras sin Hamas. La aspiración es que los proyectos puedan ejecutarse mediante la Autoridad Nacional Palestina (ANP) –pese a la desconexión entre Hamás y Al Fatah–, así como la involucración directa de la ONU, Egipto o Jordania. El grupo islamista, que controla la franja, ya avanzó sus reticencias a esta fórmula. «La participación de la ANP en la mejora de Gaza fortalecerá su papel tanto en Cisjordania como en la franja, que es uno de nuestros objetivos primordiales», incidieron desde Washington.
EE UU también prevé renovar las ayudas económicas a Ramala para impulsar proyectos civiles. A su llegada a Cisjordania, Blinken prometió a Abas que Estados Unidos reabrirá el consulado en Jerusalén para tratar con los palestinos, delegación que también clausuró Trump. Aseguró que Washington rechaza pasos unilaterales que dañen la esperanza de una paz justa y duradera, «ya sea crecimiento de asentamientos, demoliciones de viviendas, anexión de territorios o compensación a individuos que cometieron actos terroristas».
Washington rechazará los pasos unilaterales que dañen la esperanza de una paz justa y duradera entre árabes e israelíes