De teoría de la conspiración a duda razonable
Con el tiempo la versión en torno a un virus manipulado ha cobrado fuerza
En abril de 2020 fuentes de la inteligencia estadounidense le explicaron a la cadena NBC que, si bien descartaron la hipótesis de un virus artificial, por cuanto era demasiado imperfecto en su información genética, nadie podía descartar la teoría del accidente. Wuhan es la sede de un importante laboratorio militar y civil de alta seguridad, que realizaba «investigaciones continuas sobre los coronavirus». «Un empleado de uno de los laboratorios podría haberse infectado accidentalmente y haber salido de la instalación con el virus», sentenciaron. La desconfianza gana peso a medida que China, que sí había descodificado y compartido el mapa genético del virus, ponía trabas continuas a la investigación de su origen. A nadie se le escapaba que China ha realizado varias investigaciones con coronavirus, como el SARS. El reportero de ciencia del «New York Times», Donald G. McNeil, desiste de publicar un artículo sembrado de dudas respecto a la actuación del Gobierno chino. ¿La razón? El periódico confía más en el consenso de la comunidad científica que en las teorías de la conspiración que llegan desde la Casa Blanca. Un año después, el 17 de mayo de 2021, en las páginas de Medium, McNeil, con décadas de experiencia como reportero especializado en ciencia, publica un artículo de título kubrickiano: «Cómo dejé de preocuparme y aprendí a amar la teoría del laboratorio».
Un informe frustrante
La delegación de investigadores internacionales encargada por la OMS para descubrir el origen del virus publica un informe poco concluyente. El equipo de 34 científicos incluye a miembros de la delegación china, contribuyendo a la desconfianza. Unos recelos que crecen exponencialmente dada la negativa de China a compartir los datos sin filtrar. Incluso el director director del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, criticado por el Gobierno de Trump, que lo había acusado de actuar con excesiva tibieza respecto a China, no dudará en expresar su frustración.
Las dudas de Antony Fauci
El doctor Fauci, asesor médico del presidente Biden y director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas desde 1984, expresa sus dudas. Cuando la periodista Katie Sanders le pregunta si todavía cree en el origen natural del virus replica que «no, no estoy convencido de eso. Creo que deberíamos continuar investigando lo que sucedió en China. Ciertamente, los investigadores dicen que probablemente surgió de un reservorio animal, pero podría haber sido otra cosa, y tenemos que averiguarlo». En el Congreso, Fauci explica que si bien haber cortado los fondos a los laboratorios chinos que investigan sobre virus en murciélagos habría supuesto un «incumplimiento del deber». Otra experta, la doctora Jamie Metzl, asesora de la OMS, explica que, en efecto, pudo producirse una fuga. La cadena canadiense CTV informa que, según Metzl, resulta posible que se tratara de «una filtración accidental seguida», atención, «de un encubrimiento criminal».
Covid en noviembre de 2019
El periódico Wall Street Journal informa de que tres trabajadores del laboratorio de Wuhan fueron hospitalizados en noviembre de 2019 con síntomas compatibles con los del covid-19. La novedad son los datos que, supuestamente, robustecen la pista. Una fuente de los servicios secretos le explica al WSJ que aunque «potencialmente importante» será necesaria «más investigación y corroboración adicional». La versión oficial fue que el laboratorio de Wuhan no tuvo su primer contacto con el virus antes del 30 de diciembre.