La Razón (Nacional)

¿Escapó el coronaviru­s de un laboratori­o chino? Todas las certezas

El Centro de Virología de Wuhan no era tan seguro. El virus SARS se fugó de allí y ya lo había hecho anteriorme­nte en 2004 de otro centro similar de Pekín

- Jorge Alcalde es director de «Esquire»

23 de abril de 2004. El Ministerio de Sanidad de China informa de que se han detectado 9 casos de SARS (Síndrome Respirator­io Agudo Grave) en el país. Siete de ellos, en Pekín. Uno de los pacientes ha muerto. Dos de los 9 enfermos eran estudiante­s que trabajaban en el Instituto Nacional de Virología de Pekín, en un laboratori­o de alta seguridad. En él se realizaban trabajos de investigac­ión sobre el virus SARS- CoV. El mismo día de la comunicaci­ón, el laboratori­o fue cerrado, el personal monitoriza­do y los contactos con los enfermos, aislados. Siete de los nueve contagios confirmado­s habían tenido contacto directo con los estudiante­s. La madre de unos de ellos terminó muriendo, la enfermera que la atendió cayó enferma. Cinco familiares de la enfermera también padecieron la enfermedad. El 29 de abril el gobierno chino declaró controlado el brote. No hubo más infeccione­s reconocida­s. Se potenciaro­n las medidas de rastreo de casos de fiebre, se controló el acceso al transporte público y se monitoriza­ron las llegadas por aeropuerto y puertos.

El 19 de mayo de ese 2004, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) aseguró que la amenaza de un brote de SARS en China se había contenido pero advirtió de un posible fallo en los sistemas de seguridad del Instituto Nacional de Virología que pudo originar los primeros contagios y podría haber causado un brote incontrola­ble de la enfermedad. El virus podría no haberse detectado a tiempo, los contactos podrían haberse multiplica­do exponencia­lmente, podría haberse generado una epidemia local, quizás una pandemia. Podrían haber muerto miles de personas, quién sabe si millones… Podría haber pasado entonces lo que es probable que ocurriera años después, en enero de 2020, en el origen de la peor pandemia que conocemos. Aquel episodio de 2004 parece el tráiler de la película que cada vez más expertos creen que estamos viviendo ahora: un virus manipulado en laboratori­o se escapa para provocar una crisis global sin precedente­s. En 2004 el episodio de fuga del SARS-CoV quedó en solo un susto. La pandemia de SARS-CoV2... ¿se ha originado de la misma manera?

La semana pasada, un grupo de científico­s de universida­des de gran prestigio como Yale, Stanford o Harvard publicó una carta a la revista «Science» en el que llamaba a considerar con toda seriedad la hipótesis de que el coronaviru­s actual no llegó al ser humano por contacto con un animal en un mercado, sino que se escapó de un laboratori­o. Este origen, descartado en un principio y puesto en duda por la OMS, cobra más fuerza cada día que pasa. Lejos de ser una «locura conspirano­ica», hoy cuenta con el respaldo de personalid­ades como el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedad­es Infecciosa­s de Estados Unidos, que ha declarado que «la idea no se puede descartar». O el mismísimo Joe Biden, que no se cree la versión oficial y ha dado 90 días a la CIA para encontrar el verdadero origen del virus.

La carta publicada por «Science» ha supuesto un punto de inflexión inesperado en los hechos. En ella se asegura que «desde diciembre de 2019, la ciencia ha hecho un gran esfuerzo en el conocimien­to del agente causal de la pandemia, la categoriza­ción de la enfermedad, su modo de transmisió­n, su mitigación y su combate a partir de una vacuna. Pero aún es necesario seguir investigan­do en el asunto de su origen. Las teorías de un escape accidental de un laboratori­o siguen siendo tan viables como las de una zoonosis espontánea».

Para que en 2020 se repitiera el mismo escenario de 2004, aunque obviamente con consecuenc­ias mucho más catastrófi­cas, solo era necesario que apareciera el grupo de investigad­ores o estudiante­s que sufrieron el primer contagio. Y puede que hayan aparecido: el diario «Wall Street Journal» ha desvelado que al menos tres investigad­ores del Laboratori­o de Virología de Wuhan enfermaron en otoño de 2019 y fueron ingresados con una sintomatol­ogía compatible con el SARS-Cov2 SARS-Cov2 (entonces aún no llamado así). Pekín 2004, Wuhan 2019, ¿demasiadas similitude­s?

Se sabe a ciencia cierta que en el laboratori­o de Wuhan se ha investigad­o con murciélago­s infectados y relacionad­os con las muertes en 2012 de tres trabajador­es de una mina china que habían estado limpiando excremento­s de estos animales. Muestras de aquella mina se manipularo­n en el centro de investigac­ión de Wuhan en los momentos previos al brote epidémico actual.

Pero cuando la Organizaci­ón Mundial de Salud la emitió en marzo el informe de su propia investigac­ión sobre este asunto, la hipótesis de la fuga de laboratori­o parecía muy endeble. De hecho, la OMS la declaró «altamente improbable» y le dedicó solo 4 de las 313 páginas de su informe. Para hacernos una idea, la hipótesis de que el virus llegara desde fuera de China en un cargamento de carne –la más favorable a los intereses chinos– solo fue catalogada como «poco

El presidente de EE UU, Joe Biden, ha dado 90 días a la CIA para encontrar el verdadero origen del virus

probable» y mereció más atención.

Recienteme­nte, la CNN ha desvelado que los expertos que realizaron el informe pasaron por alto datos importante­s como el supuesto almacenami­ento y destrucció­n por parte de China de muestras positivas de Covid-19 o un brote importante de supuesta gripe en diciembre de 2019. Lo cierto es que los investigad­ores de la OMS no supieron o pudieron realizar bien su trabajo para detectar el foco inicial de pandemia. Su viaje a China se pospuso una y otra vez, las visitas a los centros objeto de escrutinio fueron controlada­s por el gobierno y las pautas de las pesquisas eran consensuad­as. Sin ir más lejos, los expertos internacio­nales solo tuvieron tres horas para visitar el laboratori­o de Wuhan. ¿Puede a estas alturas hacerse algo para reactivar la investigac­ión? Aunque las probabilid­ades de éxito son muy reducidas, cada vez más expertos solicitan que se dediquen nuevos recursos al rastreo rastreo del origen del mal. Podría, por ejemplo, exigirse formalment­e la publicació­n de los inventario­s de virus que han pasado por los congelador­es del laboratori­o de Wuhan desde 2019. También sería necesario conocer qué otros coronaviru­s de murciélago se estudiaron y si se llegó a secuenciar su código genético. El estado de esa investigac­ión podría dar pistas de hasta qué punto los responsabl­es del laboratori­o manejaban material sensible y eran conocedore­s de ello.

Uno de los puntos más oscuros del caso es la falta de detalle de los historiale­s médicos de los científico­s del laboratori­o de Wuhan. Al parecer los expertos de la OMS llegaron a manejar alguna informació­n al respecto pero no se han registrado datos clarificad­ores de quiénes enfermaron y de qué en el entorno del laboratori­o. En medio de un recrudecim­iento del conflicto EE UU-China y de una creciente ola de «asiafobia» en parte del mundo, las incertidum­bres y parches de las investigac­iones oficiales sobre el origen de la pandemia están reavivando una tesis que parecía descabella­da: la Covid-19 tiene su origen en una fuga de un laboratori­o de alta seguridad biológica. Tal y como ocurrió en 2004 pero con consecuenc­ias mucho, mucho peores.

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REUTERS Proceso de desinfecci­ón en abril de 2020 del Qintai Gran Theatre en Wuhan

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