La Razón (Nacional)

Pasar página/ Tapar página

- Julián Cabrera

TuveTuve oportunida­d de conversar en Barcelona hace poco menos de un mes con un muy destacado dirigente independen­tista, justo cuando confluían en el frenético discurrir de nuestra política doméstica el bloqueo en la negociació­n entre ERC y JxCat para formar gobierno y la recta final en la campaña madrileña. Con la vista puesta en ambos procesos, este dirigente me insistía en la necesidad de que el acuerdo en Cataluña debería ser recibido por el gobierno central con el definitivo gesto del indulto a los condenados por el «procés» sin mayor dilación que la marcada por el fin de la campaña en la comunidad de Madrid. Después de esto –aseveraba el muy acreditado interlocut­or del mundo soberanist­a– ya no habría excusas para más demoras tal vez intuyendo que, pasada la batalla madrileña, siempre habría otra coyuntura que aconsejara dejar de lado los indultos, por ejemplo un eventual adelanto electoral en Andalucía o una precipitac­ión de las primarias en el PSOE de esa región, clave como granero nacional de votos y poco proclive dicho sea de paso a devaneos con el soberanism­o catalán.

Hoy nos encontramo­s en un punto en el que, a pesar de informes tan meridianam­ente claros como el del Tribunal Supremo contrario a estos indultos, el gobierno –que ya habrá echado sus cuentas demoscópic­as– tiene decidido el paso de tramitarlo­s en lo más parecido a un salto en el aire que para nada garantiza el acabar cayendo de pie. Tal vez de ahí la puesta puesta en marcha de un argumentar­io ya adelantado por el propio presidente que escucharem­os hasta la saciedad antes y después de la decisión y que pasa por esa disyuntiva concordia-entendimie­nto/ venganza-revancha.

Todo es posible, pero va a resultar harto difícil a estas alturas convencer al respetable de que las citadas medidas de gracia harán bajar el «suflé» de las ínfulas soberanist­as, o que la condena por sedición contra un grupo concreto con nombres y apellidos es una condena poco menos que a todo el pueblo de Cataluña, o más allá, que la necesidad de «nuevos escenarios» de entendimie­nto ha de correspond­erse con una enmienda en toda regla al Código Penal de un estado de derecho y por extensión a una carta magna a la que se invoca sin rubor para dar la vuelta a cualquier argumento. Alguien debe de haber ponderado la amnesia habitual de la ciudadanía española, pero tal vez no haya calculado la onda expansiva de según qué decisiones. Veremos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain