Un Marlowe de Madrid y muy surrealista
En esta novela, que estaba agotada y que ahora se reedita, el escritor homenajea al género negro a través de su detective Carlos Clot
Igual que Cervantes escribió «El Quijote» como parodia de las novelas de caballerías, Reig –salvando distancias– decidió escribir, a la chandleriana manera, las aventuras distópicas de un Marlowe patrio. Así nació Carlos Clot en «Todo está perdonado» con quien volvemos a encontrarnos en «Sangre a borbotones». Decir que esta novela es un cruce de caminos entre «Blade Runner» y «Westworld» es algo que puede comprobar cualquiera, pero tiene un plus: Reig va por su camino (tanto el ético como el estético) decidido a desmitificar la novela, escorándose hacia el surrealismo y retorciendo el género hacia ese estilo surreal.
Así, nos plantea un cluedo literario en el que juega con los personajes, con el lector y, me temo, con él mismo. La presente historia es la obra que un autor «pulp» está escribiendo cuando su chica despampanante adquiere vida propia y se escapa a la realidad. Un empleado municipal sospecha que su mujer le engaña y un padre busca a su hija drogadicta fugada. Estos son los cabos con que trenzará su novela que, sin previo aviso, nos sitúa en una realidad alternativa: España ha sido conquistada, Madrid es navegable y el idioma oficial es el inglés... En ese mundo, Clot debe resolver las tres desapariciones. Reig es un genio. Sabe hibridar géneros, interpelar a la ficción y confrontar la literatura «mainstream» con la de élites intelectuales.
▲ Lo mejor
Gracias a una prosa elástica y los briosos diálogos ha encontrado su propia vía dentro de este género
▼ Lo peor
Pertenece a esa clase de novelas que un lector realmente lamenta que se termine