Peligran los Juegos para Carolina Marín
Tiene dañado el cruzado de la rodilla izquierda y es difícil que pueda defender su oro en Tokio
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Carolina Marín se había marcado como gran objetivo este 2021 ganar el oro olímpico, defender con éxito el título que logró hace cinco años en Río y pasar de ser una leyenda a ser la más grande de la historia del bádminton, con esas dos medallas doradas más las tres mundiales que tiene (la cuarta la buscará en Huelva en diciembre) más las cinco europeas, la última conquistada hace apenas un par de meses. Pero el sueño podría verse frustrado. La jugadora onubense se ha hecho daño y las noticias no son esperanzadoras. Está en peligro la cita olímpica, para la que apenas quedan dos meses. «He sufrido unas molestias durante el entrenamiento que me han obligado a retirarme del mismo. Tras las primeras pruebas realizadas, los médicos han comprobado que el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda se ha visto afectado. Próximamente podré daros más información. Estoy en las mejores manos, siempre», dijo Carolina en un comunicado. Su ligamento no está completamente roto, lo que abre el abanico de posibilidades, aunque cualquiera de ellas hace más que complicado que esté en Tokio. Si lo tuviera roto, sería imposible, en estas condiciones, muy, muy difícil, pese a que la campeonísima española ya demostró que es capaz de hacer milagros, porque en 2019 se rompió el cruzado de la otra rodilla, la derecha, y a la semana ya estaba entrenando con una muleta y a los siete meses, en tiempo récord, compitiendo.
El viernes de la semana pasada Marín recibió la primera dosis de la vacuna de Pfizer para viajar inmunizada a la capital de Japón y el miércoles explicó en una acto de Iberdrola que en los Juegos la única medalla que firmaba era la de oro. «Estoy con muchas ganas de poder afrontar los Juegos, hemos esperado cinco años», aseguró. Empezó 2021 de maravilla, con dos títulos seguidos derrotando a la número uno del mundo. Estaba en plena forma y cuando ella está así, es, simplemente, la mejor. Atrás habían quedado las dudas que tuvo después del triunfo en Río 2016, su lesión en la otra rodilla y el fallecimiento de su padre. «Soy de las pocas a las que benefició que se aplazaran los Juegos. La situación familiar hacía que mi cabeza no estaba donde debía», reconocía. La vida le ha puesto otro obstáculo.