La ANC llama a volver a la calle: «Cataluña es un país ocupado»
Adalid de la vía unilateral, plantea una etapa de desobediencia constante
La Assemblea Nacional Catalana (ANC) se ha convertido en el principal adalid de la vía unilateral del independentismo en esta nueva fase del «procés». Constituido el Govern entre Esquerra y Junts per Catalunya con Pere Aragonès asentado en el Palau de la Generalitat, la entidad se resitúa y se erige en garante de la estrategia de «confrontación» contra el Estado y en azote de los partidos. El objetivo es «fiscalizar» la gestión diaria del Ejecutivo y recobrar el pulso de la calle para presionar desde las bases: «Más calle y menos sofá». «Recuperemos las calles para recuperar las instituciones y así ganar la independencia», arengaron ayer los principales dirigentes de la entidad en la presentación de su nueva hoja de ruta para la legislatura basada en el «desafío constante al Estado».
En concreto, su presidenta Elisenda Elisenda Paluzie, llamó a tener activado un «espíritu de lucha y combate democrático» permanente para «abrir de forma persistente y simultánea frentes de desobediencia, no cooperación y confrontación en todos los ámbitos». Como novedad, la ANC quiere impulsar una ILP para una ley de independencia que permita recobrar el pulso de la movilización social coincidiendo con la etapa final de la pandemia.
Tras reconocer, eso sí, cierto «desánimo» entre el movimiento independentista, el vicepresidente de la entidad, David Fernández, espoleó a las bases con un discurso incluso más beligerante, con apelaciones constantes al 1-O –«el Estado perdió el control del territorio»–, centrado en la desobediencia y bajo una idea: «Cataluña es un país ocupado donde se aplica el derecho civil y penal del enemigo, a través de la lengua, el expolio y la represión. «Hoy, el tren hacia la independencia abandona la vía muerta y vuelve a la vía principal. Desde hoy la gente vuelve a pilotar este tren y ya está en marcha», avisó.
Para aplicar esta vía de «confrontación» y «desobediencia» permanente, la ANC promueve por ejemplo el boicot a las empresas y productos españoles –llamado «consumo estratégico» por la entidad–; la expansión en puestos como la Cámara de Comercio de Barcelona, los sindicatos o los colectivos universitarios; la desobediencia fiscal o el trabajo permanente con el Consell per la República, el ente privado que preside Carles Puigdemont desde Bélgica. También el marcaje constante al Ejecutivo de Aragonès y las críticas permanentes a la vía de la negociación que busca ERC con el Gobierno y que JxCat ha asumido. El argumento: «El 1-O fue el acto de soberanía más importante que ha hecho este pueblo y, en cambio, nos hacen sentir como si hubiéramos vuelto a los años del Estatut».
Mientras tanto, el nuevo president Aragonès sigue insistiendo en el diálogo con el Gobierno con el horizonte fijado en 2023 y ayer pidió en una entrevista en el diario «Ara» reactivar la mesa de negociación antes de verano. También reclamó a Sánchez que «no especule» con los indultos y tome una solución «justa» y «lo más pronto posible».