La Razón (Nacional)

Lola Montes, la bailarina que mandó casi más que Luis I de Baviera

En «Abdicación por amor», Francisco Sosa Wagner novela la historia de la mujer que encandiló al rey

- Ramón Tamames

El recuerdo que sigue es de hace unos 15 años, de cuando estaba yo de viaje, en un barco de crucero, que tocaba Sicilia un par de veces en su ruta de Bari hacia Nápoles. En ese navegatori­o y placentero trance, Gonzalo Sol, uno de los maestros de la gastronomí­a española desde tiempos anteriores a la Transición, me invitó a comer junto con otros colegas en un restaurant­e en Palermo, llamado Lola Montes. Comimos bastante bien, y tomamos un vino siciliano de Corvo Duca di Salaparuta excelente. Al final de lo que fue un copioso refrigerio, pregunté si alguien de los presentes sabía algo de Lola Montes, que daba nombre al elegante lugar del condumio. Se hizo un silencio general, y nadie respondió. Al final, una voz muy comedida, dijo: «Fue una bailarina española del siglo XIX». Punto final. Por aquellos tiempos no teníamos Google, para ver, en el próximo medio minuto quién fue la señora Montes. Y así pasaron años hasta que volvió a inquietarm­e el tema, cuando Francisco Sosa Wagner publicó su libro con el nombre, dedicado a la gran mujer aventurera y emprendedo­ra que fue doña Lola.

La señora conocida como Lola Montes fue el fruto de un matrimonio entre un oficial inglés y una irlandesa que se celebró en Cork en 1820. La niña se llamó Elizabeth Rosanna Gilbert. Al poco tiempo, el oficial fue trasladado, a petición suya, a la India, donde esperaba prosperar profesiona­lmente y ganar mejor sueldo, pero murió pronto.

Talismán del baile

Así pues, Lola no nació en España, pero aprendió el arte de la danza, y también canto, en nuestro país, concretame­nte en Sevilla, en tiempo en que la antigua Híspalis, que se convertirí­a en un talismán del baile español, con la ópera Carmen de Bizet. Y toda su vida se sintió más española que nadie, por lo cual me atrevo a proponer que bajo la dirección del autor del libro que comento, se busque un emplazamie­nto adecuado para erigir algún recuerdo visualment­e hermoso de aquella mujer que llevó los aires hispanos por todo el mundo.

Sucede que Sosa Wagner nos redime de ignorancia­s pasadas al revivir a esta dama gloriosa, que tuvo su principal real asiento, y nunca mejor dicho, en Múnich, la capital de Baviera, cuando el rey Luis I se encaprichó con ella, y la tuvo como su amante número uno en la sociedad tolerante de aquellos tiempos. Y también como persona que mandaba casi más que el rey en el glorioso territorio que entonces era independie­nte aún, antes de que Bismarck formara el imperio alemán en Versalles, en 1871.

El libro es seguidor de las historias, fortunas y desventura­s de Lola, con su encanto especial que producía sensación en los salones de las cortes europeas, y también en los auditorios de EE UU, donde se convirtió en toda una estrella, primero como bailarina, y luego incluso dando conferenci­as... Y desde California llegó a Australia, que por entonces era un lejano país, del que se sabía fundamenta­lmente que había cisnes negros, canguros, y cuya población en cierta medida era de antiguos inquilinos de las prisiones británicas.

Si después de leer el libro de Sosa Wagner se me preguntara sobre Lola Montes, yo diría que habría sido fantástica la coincidenc­ia de ella con un rey ulterior de Baviera, Luis II el Loco. El que edificó el célebre castillo de Neuschwans­tein en la localidad alpina de Oberammerg­au. Allí estuve yo en mi primer viaje fuera de España, en el año 1951. Y luego cuando vi las diversas instalacio­nes de Disney, en París, en Florida, y en California, no pude por menos de evocar a Luis II de Baviera (y también el Alcázar de Segovia). La lectura del libro de Francisco Sosa Wagner, uno de nuestros grandes germanista­s, es grata. El estilo, el propio de una lectura placentera, y, al final, uno se queda con la miel en los labios, esperando más narracione­s de aquella bailarina española elevada a categoría mitológica, que murió en Brooklyn, Nueva York, en 1861, a pocos días de cumplir 40 años, en plena flor de la vida.

Un atractivo irresistib­le

En cualquier caso, la pasión de un antecesor, Luis I, por una hermosa extranjera desencaden­ó una serie de acontecimi­entos que terminaron en la abdicación del rey. El atractivo irresistib­le de una mujer astuta y seductora llega a hacer tambalears­e la monarquía en lo que hoy es el land más próspero de la República Federal de Alemania. La historia de Luis I de Baviera y Lola Montes demuestra una vez más la potencia literaria de una realidad única en manos de un escritor brillante, Sosa Wagner. Partiendo de hechos documentad­os y elaborándo­los imaginativ­amente con una cuidada escritura, el autor nos ofrece una interesant­e novela histórica.

Francisco Sosa Wagner se autopresen­ta como escritor asturleoné­s, nacido en Marruecos, que es Catedrátic­o de Derecho, y que fue diputado por UPyD en el Parlamento Europeo. Ha escrito textos jurídicos e históricos, biografías, aforismos e infinidad de ensayos y artículos periodísti­cos. «Abdicación por amor. Una novela real» (sobre Lola Montes) es su cuarta aportación al género novelístic­o.

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Pese a nacer en Irlanda, Lola Montes llevó el arte español por todo el mundo
 ??  ?? «ABDICACIÓN POR AMOR» Francisco Sosa Wagner
TRIACASTEL­A 175 páginas, 18 euros
«ABDICACIÓN POR AMOR» Francisco Sosa Wagner TRIACASTEL­A 175 páginas, 18 euros

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