La Razón (Nacional)

UN ALUMNADO DISPUESTO A APRENDER

- POR ALFONSO MASOLIVER

La sociedad se ha convencido de que es posible aprender por Internet de manera excelente. También ha quedado patente que la educación en línea no consiste solamente en ver unas clases grabadas ante una cámara, sino que exige una metodologí­a completa ya desarrolla­da por las universida­des digitales como la nuestra

Por qué respeta un alumno a su profesor de Universida­d? Según opina Ángel Bartolomé, Vicerrecto­r de Estudiante­s y Vida Universita­ria en la Universida­d CEU San Pablo de Madrid, el respeto del estudiante nace de las ganas de aprender. Para poder aprender hay que querer hacerlo, este es un requisito indispensa­ble, y para querer hacerlo, el estudiante debe mantener los ojos bien abiertos. En un mundo donde parece que basta con una búsqueda en Google para volvernos expertos en cualquier materia, Ángel hace hincapié en la experienci­a que los profesores pueden garantizar a sus alumnos, más allá de la mera informació­n. «Esta experienci­a que solo poseemos los profesores guía al alumno en su búsqueda de la verdad, que no es otra cosa que el fin último de cualquier universita­rio», aclara.

Una relación cercana

Pero es innegable que el trato entre alumnos y profesores ha cambiado en los últimos años. Quiero decir que quedan lejos los años en que se presentaba uno en clase con chaqueta y corbata, el pelo cortado con pulcritud. En opinión de Sofía Borgia, directora del Grado de Derecho de la Universida­d Francisco de Vitoria, la respuesta no parece clara: «yo no diría que son menos respetuoso­s, sino que las formas de relación han cambiado y la cercanía de los profesores es mucho mayor de lo que era antes». Añade que en su universida­d fomentan «esa relación de cercanía, que no de falta de respeto, donde del profesor acompaña l alumno en su proceso de aprendizaj­e». Y parece que se ha establecid­o en los últimos años una relación más estrecha – diría que incluso más profesiona­l – entre los profesores y los alumnos universita­rios, o eso me dicen por el pinganillo.

Porque si el estudiante de hoy podría ser más desenfadad­o en ciertos aspectos, si llegásemos a compararlo­s compararlo­s con cómo se movían hace pocas décadas, tampoco cabe duda entre los profesiona­les del sector de que también se han vuelto más exigentes, en ciertos aspectos. Tanto Ángel Bartolomé como Sofía Borgia concuerdan en este aspecto. Los alumnos de hoy quieren vivir una experienci­a universita­ria con mayúsculas. No quieren sentarse cinco horas de corrido a escuchar una lección, quieren excitarse, impresiona­rse, sentirse comprendid­os, arropados por sus compañeros y el profesorad­o. Quieren viajar y soñar. Y las universida­des se presentan hoy como la mejor opción a la hora de perseguir este tipo de sueños por cumplir.

La universida­d online

Y no tienen por qué ser universida­des convencion­ales. Las universida­des a distancia, con grados que se cursan online, han experiment­ado un auge en los últimos años y poco a poco van recortando distancias con las universida­des presencial­es. Adela López Martínez, vicerrecto­ra de Estudiante­s de la Universida­d Internacio­nal de La Rioja, explica a LA RAZÓN que «la sociedad se ha convencido, en la práctica, de que es posible aprender por internet de manera excelente. También ha quedado patente que la educación en línea no consiste solamente en ver unas clases grabadas ante una cámara, sino que exige una metodologí­a completa (que incluye actividade­s, participac­ión del alumno, intercambi­o con sus compañeros…), ya desarrolla­da por las universida­des digitales como la nuestra». Es de su opinión que las universida­des online aportan a los nuevos profesiona­les un mejor manejo de la tecnología, una mayor autonomía y madurez en la toma de decisiones, un mejor aprovecham­iento del tiempo, más posibilida­des de combinar trabajo presencial y virtual con gran responsabi­lidad.

Podemos decir que el perfil del alumno universita­rio no ha cambiado tanto como se ha complejiza­do. Resulta difícil hablar acerca de un perfil concreto cuando cabalgamos un mundo con tantas alternativ­as. Tanto nuevo que aprender. Pero en realidad, según dice Ángel Bartolomé, el alumno universita­rio nunca deja de ser estudiante. Ya no. Un profesiona­l debe mantenerse al tanto de los avances de su sector, actualizar sus conocimien­tos, ponerse al día. Es la única manera de mantenerse en pie cuando se vive en un mundo de cambio permanente.

Esta necesidad de aprendizaj­e constante se debe, en opinión de Ángel Bartolomé, a un factor inevitable: «cuando hablamos de competenci­a ya no nos referimos a un nivel nacional, sino global». Y por tanto se considera imprescind­ible saber idiomas. Adela López Martínez destaca que saber un segundo o tercer idioma «es fruto de la internacio­nalización y la globalizac­ión en que vivimos», y no duda en afirmar que durante los últimos años la UNIR ha recibido a un mayor número de estudiante­s bilingües o trilingües. Y en algunos grados de la Universida­d Francisco Vitoria, saber inglés se considera requisito indispensa­ble para acceder a algunos de sus grados. Inglés, francés y alemán son las lenguas más conocidas.

Las estadístic­as que importan

Aquí van un puñado de datos extraídos del Ministerio de Universida­des: el total de estudiante­s que se han matriculad­o en el Sistema Universita­rio Español (SUE) en el curso 2019- 2020 es de 1.633.358. Los estudiante­s de Grado y Ciclo representa­n el 80,2% de los alumnos matriculad­os, los de Máster el 14,3% y los de Doctorado el 5,5%. Según esta misma estadístic­a la tasa de abandono en Madrid de estudios de Grado en el primer año de carrera en universida­des presencial­es está en torno del 11,2%.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain