UN ALUMNADO DISPUESTO A APRENDER
La sociedad se ha convencido de que es posible aprender por Internet de manera excelente. También ha quedado patente que la educación en línea no consiste solamente en ver unas clases grabadas ante una cámara, sino que exige una metodología completa ya desarrollada por las universidades digitales como la nuestra
Por qué respeta un alumno a su profesor de Universidad? Según opina Ángel Bartolomé, Vicerrector de Estudiantes y Vida Universitaria en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, el respeto del estudiante nace de las ganas de aprender. Para poder aprender hay que querer hacerlo, este es un requisito indispensable, y para querer hacerlo, el estudiante debe mantener los ojos bien abiertos. En un mundo donde parece que basta con una búsqueda en Google para volvernos expertos en cualquier materia, Ángel hace hincapié en la experiencia que los profesores pueden garantizar a sus alumnos, más allá de la mera información. «Esta experiencia que solo poseemos los profesores guía al alumno en su búsqueda de la verdad, que no es otra cosa que el fin último de cualquier universitario», aclara.
Una relación cercana
Pero es innegable que el trato entre alumnos y profesores ha cambiado en los últimos años. Quiero decir que quedan lejos los años en que se presentaba uno en clase con chaqueta y corbata, el pelo cortado con pulcritud. En opinión de Sofía Borgia, directora del Grado de Derecho de la Universidad Francisco de Vitoria, la respuesta no parece clara: «yo no diría que son menos respetuosos, sino que las formas de relación han cambiado y la cercanía de los profesores es mucho mayor de lo que era antes». Añade que en su universidad fomentan «esa relación de cercanía, que no de falta de respeto, donde del profesor acompaña l alumno en su proceso de aprendizaje». Y parece que se ha establecido en los últimos años una relación más estrecha – diría que incluso más profesional – entre los profesores y los alumnos universitarios, o eso me dicen por el pinganillo.
Porque si el estudiante de hoy podría ser más desenfadado en ciertos aspectos, si llegásemos a compararlos compararlos con cómo se movían hace pocas décadas, tampoco cabe duda entre los profesionales del sector de que también se han vuelto más exigentes, en ciertos aspectos. Tanto Ángel Bartolomé como Sofía Borgia concuerdan en este aspecto. Los alumnos de hoy quieren vivir una experiencia universitaria con mayúsculas. No quieren sentarse cinco horas de corrido a escuchar una lección, quieren excitarse, impresionarse, sentirse comprendidos, arropados por sus compañeros y el profesorado. Quieren viajar y soñar. Y las universidades se presentan hoy como la mejor opción a la hora de perseguir este tipo de sueños por cumplir.
La universidad online
Y no tienen por qué ser universidades convencionales. Las universidades a distancia, con grados que se cursan online, han experimentado un auge en los últimos años y poco a poco van recortando distancias con las universidades presenciales. Adela López Martínez, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Internacional de La Rioja, explica a LA RAZÓN que «la sociedad se ha convencido, en la práctica, de que es posible aprender por internet de manera excelente. También ha quedado patente que la educación en línea no consiste solamente en ver unas clases grabadas ante una cámara, sino que exige una metodología completa (que incluye actividades, participación del alumno, intercambio con sus compañeros…), ya desarrollada por las universidades digitales como la nuestra». Es de su opinión que las universidades online aportan a los nuevos profesionales un mejor manejo de la tecnología, una mayor autonomía y madurez en la toma de decisiones, un mejor aprovechamiento del tiempo, más posibilidades de combinar trabajo presencial y virtual con gran responsabilidad.
Podemos decir que el perfil del alumno universitario no ha cambiado tanto como se ha complejizado. Resulta difícil hablar acerca de un perfil concreto cuando cabalgamos un mundo con tantas alternativas. Tanto nuevo que aprender. Pero en realidad, según dice Ángel Bartolomé, el alumno universitario nunca deja de ser estudiante. Ya no. Un profesional debe mantenerse al tanto de los avances de su sector, actualizar sus conocimientos, ponerse al día. Es la única manera de mantenerse en pie cuando se vive en un mundo de cambio permanente.
Esta necesidad de aprendizaje constante se debe, en opinión de Ángel Bartolomé, a un factor inevitable: «cuando hablamos de competencia ya no nos referimos a un nivel nacional, sino global». Y por tanto se considera imprescindible saber idiomas. Adela López Martínez destaca que saber un segundo o tercer idioma «es fruto de la internacionalización y la globalización en que vivimos», y no duda en afirmar que durante los últimos años la UNIR ha recibido a un mayor número de estudiantes bilingües o trilingües. Y en algunos grados de la Universidad Francisco Vitoria, saber inglés se considera requisito indispensable para acceder a algunos de sus grados. Inglés, francés y alemán son las lenguas más conocidas.
Las estadísticas que importan
Aquí van un puñado de datos extraídos del Ministerio de Universidades: el total de estudiantes que se han matriculado en el Sistema Universitario Español (SUE) en el curso 2019- 2020 es de 1.633.358. Los estudiantes de Grado y Ciclo representan el 80,2% de los alumnos matriculados, los de Máster el 14,3% y los de Doctorado el 5,5%. Según esta misma estadística la tasa de abandono en Madrid de estudios de Grado en el primer año de carrera en universidades presenciales está en torno del 11,2%.