Los escollos para la coalición anti «Bibi»
El Likud fracasa en su intento de impugnar la elección de Bennet como «premier» israeli
Varias televisiones seguían titulando «En camino al nuevo Gobierno». Pero mientras ayer se ultimaban las negociaciones entre las facciones que componen el bloque del cambio en Israel, la jornada terminó sin un acuerdo definitivo. El plazo para confirmar el tándem de Yair Lapid (Yesh Atid) y Naftali Bennet (Yamina) termina en la medianoche del miércoles, y hasta último momento puede haber sorpresas.
Algunos de los manifestantes que cuelgan en sus balcones el eslogan de «Crime Minister» –en referencia a las causas judiciales de Benjamin Netanyahu– ya hacían llamamientos para festejar el vuelco político. En los últimos trece años, «Bibi» no había estado tan cerca de ser desbancado.
In extremis, el Likud opera para dinamitar el acuerdo. Ayer, el partido de Netanyahu presentó una queja formal al presidente, exigiendo que Bennet no sea nombrado «premier». Pero la respuesta fue tajante: no hay ningún motivo legal para evitar que el líder de Yamina ejerza en primer lugar en el acuerdo de rotación, pese a que el encargo para formar coalición fue otorgado a Lapid.
Para la formación de «Bibi», esto supone quebrar las leyes básicas del Estado: «Solamente Yair Lapid puede ejercer como primer ministro. No tiene autoridad para transferir el rol a Bennet, a quien no se encargó formar Gobierno”. La última baza para el Likud es que la coalición alternativa termine colapsando. De ocurrir, la potestad para escoger a un primer ministro pasaría al Parlamento, donde durante 21 días, cualquier diputado con 61 votos podría ser elegido. Con muchas probabilidades, eso supondría la convocatoria de las quintas elecciones en dos años y medio.
Desde la heterogénea amalgama de partidos que están a punto de cerrar el cambio, las pugnas se centran en el reparto de cargos de peso. Por ejemplo, la laborista Merav Michaeli y Ayelet Shaked (n.2 de Yamina), que se disputaban la portavocía de la coalición o la jefatura de la comisión de nombramiento de jueces.
A la ronda negociadora donde participaron los líderes de las facciones anti Netanyahu, también acudió el islamista Mansour Abbas (Ra’am). «Soy optimista, el camino es el correcto. Pero no lo daremos por cerrado hasta que ocurra», afirmó. A cambio del voto externo, Ra’am exigió medidas para evitar las demoliciones de viviendas por faltas de permisos, influencia en el Ministerio de interior, o desmantelar el rampante crimen organizado que desangra al sector árabe.
Aceptando las profundas divisiones de la coalición alternativa, Yfat Shasa-Biton (Tikvá Jadashá) declaró que «no empezaremos por darnos la mano unos a otros. Nos centraremos en devolver la credibilidad a la política».
Por otro lado, siguen llegando amenazas de muerte a los líderes del cambio. «Enviaron a Tamar (Zandberg, de Meretz) un obituario junto al nombre de mi hija. Esto es justo lo que promueve», dijo el marido de Michaeli.