Castilla-La Mancha Toledo atesora un patrimonio único en el mundo, la tradición mozárabe
Toledo atesora un patrimonio único en el mundo, ser depositaria de la legendaria tradición mozárabe que llega a nuestros días
«El rito mozárabe es un rito que habla desde el corazón. Va por delante la emoción, el sentimiento de quien lo reza... Realmente, no hay que inventar nada nuevo... Únicamente vivir y hacer vivir a los demás la inmensa riqueza espiritual de este rito antiquísimo que llega a nosotros».
José Antonio Martínez García es sacerdote, párroco de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina, en pleno corazón del Casco Histórico de Toledo. Es una de las iglesias que en Toledo conserva el rito hispano mozárabe y donde puede escucharse Misa de este modo, igual que en la Capilla Mozárabe de la Catedral Primada, a las nueve de la mañana.
Toledo es no solo capital de Castilla-La Mancha, sino capital de la mozarabía y eso supone que guarda y custodia un legado de la Historia que milagrosamente llega a nuestros días. La mozarabía fueron aquellas comunidades de cristianos que permanecieron fieles durante la invasión musulmana a su fe primitiva. Una fe sólida, robusta, a prueba de todo tipo de sospechas. Por eso, mozárabe significa «falso árabe». Ellos vivían y vestían como árabes, pero rezaban como cristianos.
«Realmente, el rito hispano mozárabe, si uno lo contempla en su contexto, está hecho para probar la fe frente a los musulmanes», comenta el Padre José Antonio. Un granaíno sexagenario que cayó seducido por la inmensa riqueza histórica, espiritual y legendaria de esta forma de cantar y hacer la Misa; de rezar, en definitiva. Es una enciclopedia abierta que transmite la pasión por lo que siente.
«Las Santas Justa y Rufina eran devoción de Triana... Fueron mártires de tiempos de Diocleciano... Cuando llega la conquista árabe en toda España, hay incluso que esconderlas... A la vega del Guadalquivir, vivieron su fe como pudieron.
Sin embargo, cuando Alfonso VI conquista Toledo de nuevo para las tropas cristianas, muchos de ellos se vienen hacia acá con sus santas, sus oraciones y su devoción. Por eso tenemos en Toledo una parroquia con sus nombres».
Una parroquia, junto a la de Santa Eulalia, exclusivamente mozárabe. Sucede que ahora permanece cerrada por obras. Y la mozarabía, que todavía existe y llega a nuestros días, se reparte entre las iglesias de San Lucas y Santa Justa y Rufina. «El rito mozárabe sigue vivo porque la feligresía lo quiere; si no, habría
«El rito hispano mozárabe está hecho para probar la fe de los musulmanes», dice el párroco de las Santas Justas y Rufinas
desaparecido como tantos otros», asegura José Antonio.
Precisamente, fue la mozarabía y su liturgia la que resolvió el dilema de los dos Corpus en Toledo. Braulio Rodríguez Plaza, anterior arzobispo primado de España, decidió tras varios años de vacilaciones, dejar un solo Corpus en jueves, celebrado precisamente en rito hispano mozárabe. En el calendario mozárabe, el Corpus es Jueves y Toledo es mozárabe.
La cuestión del rito y la liturgia, sin embargo, no siempre fueron fáciles. De hecho, fue Don Marcelo González Martín el último gran reformador del rito, junto a figuras tan conocidas y recordadas en la ciudad como Don Cleofé o Don Balbino. Ellos consiguieron que por vez primera un Papa de Roma, Juan Pablo II, presidiera una Eucaristía en rito hispano mozárabe.
Cisneros y Lorenzana, otros dos grandes cardenales de la Historia de la capital castellana, fueron también grandes renovadores del rito, sus liturgias, cánticos y misales. En realidad, lo mozárabe entronca con las primitivas comunidades cristianas, «donde no había prisa para rezar y el lenguaje es mucho más sencillo y llano», dice el párroco. «Si lo analizas y observas, el rito mozárabe tiene muchas cosas en común con los ritos orientales. Cada vez que voy a Jerusalén, me doy cuenta de ello».
La propia historia de la ciudad está llena de referencias a la mozarabía y a las luchas con Roma por preservar la autenticidad de los primeros cristianos de Hispania. Una célebre leyenda establece que dos misales fueron arrojados a la hoguera en Zocodover. Uno romano y otro mozárabe. Y el que se salvó de la quema, fue el mozárabe. De ahí viene el dicho de «allá van leyes do fueran reyes».
La mozarabía es de una riqueza soberbia, el rito y su legado. En el corazón de Santa Justa y Rufina se conservan los archivos de las quinientas familias mozárabes que aún hoy viven en Toledo o tienen su centro aquí. Un pulso y latido de la Historia que llega a nuestros días y que, curiosamente, ha permitido una vez más que Toledo se salga con la suya y siga celebrando uno de los Jueves que relumbran más que el sol. El Corpus Christi, que celebramos esta pasada semana en la Catedral, su fiesta grande.