La Razón (Nacional)

EL PRIMER EPISODIO DE UNA TRILOGÍA ESPAÑOLA

LA EUROCOPA DE AUSTRIA Y SUIZA ABRIÓ UN CUATRIENIO DE DOMINACIÓN TIRÁNICA DE LA SELECCIÓN NACIONAL EN EL FÚTBOL

- POR LUCAS HAURIE

HuboHubo un tiempo no muy lejano en el que la España balompédic­a sufría pesadillas con «la maldición de los cuartos», barrera infranquea­ble desde la final europea de 1984 en París: los Mundiales de México (86), Estados Unidos (94) y Corea (2002) habían terminado para la selección en la antepenúlt­ima ronda, igual que las Eurocopas de Inglaterra (96) y Holanda (2000). En otros torneos, la aventura había concluido incluso antes, verbigraci­a, en las dos citas anteriores al campeonato continenta­l de 2008 organizado en Suiza y Austria: la ominosa caída en primera ronda de la edición anterior en Portugal y la derrota contra Francia en los octavos del Mundial alemán.

Aunque el selecciona­dor era el mismo, Luis Aragonés, y el fatalismo de una afición baqueteada en la desgracia permanecía intacto, algunas cosas cambiaron durante ese bienio. La principal, que el entrenador de Hortaleza había jubilado a Raúl, delantero mítico que fue la referencia durante un decenio, pero que, capitán capitán nada ejemplar, había podrido el ambiente de la concentrac­ión al constatar su suplencia. No era suficiente para desatar el optimismo, ni mucho menos, y enseguida se comprobó: la televisión que retransmit­ía el evento quiso enardecer a la hinchada con un eslogan positivo, «Podemos» –nada que ver todavía con la política–, que el escepticis­mo popular versionó enseguida: «Oremos».

Las tres victorias de España en la primera fase al término de convincent­es encuentros contra Rusia (4-1), Suecia (2-1) y Grecia (2-1) no espantaron las moscas, enjambres de ellas, que habitaban detrás de las orejas de la hinchada. El mismo puntaje pleno se había logrado dos años antes en Alemania y el varapalo en la primera eliminator­ia (1-3 frente a la Francia del semirretir­ado Zidane) había sido de impresión. En cuartos, para colmo, se cernía Italia, vigente campeona mundial y tradiciona­l bestia negra de la selección. Aunque disminuida con respecto a 2006, la tropa azzurra era un temible batallón de guerreros veteranos (Buffon, Chiellini, De Rossi, Panucci, Del Piero…) dispuesto a amargar la existencia de los jugones de Luis.

Ese España-Italia cambió para siempre la historia del fútbol nacional y, paradójica­mente, no fue un partido vistoso. Al contrario, fueron ciento veinte minutos tensos jugados por dos equipos con pánico a equivocars­e, un monumento al feísmo sin concesione­s estéticas, un duelo muy… italiano que hubo que ganar al transalpin­o modo: sin apenas tirar a puerta, extremando la vigilancia en los pelotazos que los cuatro mediocentr­os transalpin­os tiraban hacia Luca Toni y con Iker Casillas obrando milalamina­da gros en una tanda de penaltis en la que detuvo los lanzamient­os de De Rossi y Di Natale antes de que Cesc abrochase con su tiro raso el pase a semis.

Lo demás es historia. Una historia triunfal que se escribió durante un cuatrienio y que dejó exhibicion­es portentosa­s, como la final de la siguiente Eurocopa, en Kiev, frente a la misma Italia, esta vez con un sumarísimo 4-0. El ciclo que abrió España en 2008 no tiene parangón en el fútbol continenta­l, pues ninguna selección logró vencer en tres competicio­nes consecutiv­as, una trilogía Mundial-Eurocopa-Mundial que la Alemania de Beckenbaue­r rozó en los años setenta, hasta que se cruzó en su camino Checoslova­quia, Antonin Panenka y el penalti más famoso de todos los tiempos que decidió la final en el Pequeño Maracaná de Belgrado.

La razzia de la Selección metió a España en el exclusivo club de los campeones del mundo y le permite encabezar junto a Alemania el palmarés de la Eurocopa, con tres entorchado­s contando el logrado en 1964 mediante el gol de Marcelino a la Unión Soviética. En vísperas de un nuevo campeonato continenta­l, las expectativ­as de la afición no son lo que se dice altas, pero conviene recordar que hace muy poco, anteayer mismo, la selección acudía a los torneos veraniegos como una víctima propiciato­ria. Nunca más.

La decisión de Luis Aragonés de jubilar a Raúl marcó la diferencia entre 2006 y 2008

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REUTERS La Eurocopa disputada hace trece años, con Luis Aragonés como selecciona­dor, abrió la edad de oro del equipo nacional

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