EL MADRID SE SOBREPONE A TODO
EL EQUIPO DE LASO ESTÁ A UNA VICTORIA DE LA FINAL DE LA LIGA ENDESA DESPUÉS DE MOSTRARSE MUY SUPERIOR AL VALENCIA
AlAl Real Madrid le faltó meter en la convocatoria a alguno de los 1.000 espectadores que quince meses después volvieron al WiZink Center. Los blancos superaron en el primer partido de semifinales al Valencia y a las bajas. Tres cuartos y medio notables bastaron para que el Madrid esté a un partido de la final. «El equipo ha estado magnífico en intensidad, defensiva y ofensiva», resaltó Laso después del triunfo.
En la temporada más difícil que recuerdan el técnico y sus pretorianos, el Madrid está a una victoria de la final de la Liga Endesa. Al lado del banquillo local en el Palacio hay unas sillas que ocupan los jugadores que no están convocados o que están lesionados. En ningún partido este curso ha habido muchas sillas vacías. Los últimos en sumarse a la lista de caídos han sido Laprovittola y Llull. El argentino se ha despedido de la temporada. Llull, forzando, podría reaparecer en una hipotética final. A su lado estaba Randolph. Los que no estaban eran Reyes y Abalde, positivos por coronavirus. La lista crece con lo de Thompkins y con el recuerdo de Campazzo y Deck. Y el penúltimo en sumarse fue Rudy en el tercer cuarto. El alero se retiró con una cojera inquietante que le hace ser seria duda para el choque del martes y, si hubiera un tercero, el jueves. Se sentó en el banquillo, se puso una toalla en la cabeza y no volvió a la pista. Lo de Garuba y su gemelo en el último cuarto, afortunadamente, parece ser sólo un susto.
A los desafíos responde Laso tirando de los clásicos y recurriendo a la cantera. Ante el Valencia dispuso de minutos Juan Núñez. El base zurdo tenía que haber estado por la mañana ganando la Euroliga junior con sus compañeros de quinta, pero se estrenó en los playoffs –jugó 7:25, anotó 2 puntos y atrapó 2 rebotes– y lo hizo con una victoria. El Madrid marcó siempre el ritmo gracias a sus rachas de acierto en el tiro y a un dominio del rebote que durante muchos minutos fue abusivo. Hubo jugadas con dos y tres rebotes ofensivos y las facilidades que dio el Valencia en este apartado del juego fueron una tumba para sus aspiraciones.
El Madrid se olvidó de las bajas imprimiendo un ritmo muy elevado desde el principio. Sin los tiros de Laprovittola y Llull había más lanzamientos a repartir. Causeur (24 puntos con 9/13 en tiros de campo, 4 rebotes y 3 robos) y Taylor (13 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias y 2 tapones) asumieron la responsabilidad y contaron con la estimable ayuda interior de Tavares (17 puntos y 11 rebotes). Con el partido alegre, el Madrid mandó. Con el partido atascado también lo hizo.
En el tercer cuarto, cuando los dos equipos se pusieron a defender, los de Laso siguieron sintiéndose a gusto gracias al derroche físico de Garuba. Su intensidad atrás asfixia a los rivales, contagia a los compañeros y entusiasma al público. Pocos equipos pueden presumir de tener tantos jugadores que puedan cambiar el partido desde atrás. Tavares, Garuba o Rudy pueden ser decisivos en defensa. Dubljevic, que había generado problemas a Tavares, recibió un par de tapones y el Valencia fue incapaz de encontrar más alternativas para anotar. El Real Madrid sólo encajó ocho puntos en el tercer cuarto y con la confianza que otorga la defensa siguió sumando. El recital de Causeur derivó incluso en un final apacible y, lo más importante, sin más lesionados.