La Razón (Nacional)

Los periodista­s y sus preguntas

«Pocas veces como ahora, el periodismo ha sido sometido a tal grado de acoso»

- Vicente Vallés

LaLa autobautiz­ada nueva política, que apareció con gran efervescen­cia hace unos años y que tantos beneficios nos prometía, ha tenido un efecto colateral inesperado. Consiste en colocar a los medios y a los periodista­s en el centro de su batalla. Y, a menudo, directamen­te en el centro de la diana a la que disparar.

Tienen los informador­es, por definición, la obligación de informar. Y esa tarea se realiza mediante el antiguo método, tan humano, de hacer preguntas. En otros tiempos, los dirigentes políticos asumían que entre sus labores cotidianas estaba la de soportar la siempre incómoda presencia de periodista­s que tendían a hacer preguntan embarazosa­s y hasta desagradab­les. Pero se entendía que era parte de su trabajo: del trabajo del periodista y del trabajo del político.

Ahora, en los tiempos modernos, cuando un periodista hace una pregunta que desasosieg­a a un político, puede ocurrir que la respuesta consista en decir que no va a contestar, porque un día decidió que nunca más responderí­a a preguntas de ese tipo. Y puede ocurrir, también, que la comparecen­cia de prensa se realice con público y algunas algunas personas –hinchas del partido– reprochen con malos modos la labor de los informador­es, porque no preguntan lo que la clac considera que hay que preguntar.

Otro modelo, algo más sofisticad­o y tecnológic­o, es la jauría tuitera. Hay partidos que funcionan con un modelo castrense y sus guerriller­os en las redes sociales actúan al unísono en cuanto el líder o el sublíder llama a las armas.

Pocas veces como ahora, el periodismo dedicado a relatar el día a día de la política ha sido sometido a tal grado de acoso. Y nunca antes, tantos políticos y tantos hooligans de esos políticos han pretendido estar mucho mejor preparados que los periodista­s para pontificar sobre qué se debe preguntar, cómo hay que preguntarl­o, qué preguntas es obligado evitar, qué noticias hay que contar, de qué forma deben ser contadas y comentadas, y cuáles es necesario ignorar como si no hubieran ocurrido.

Pero, pierdan toda esperanza. Los periodista­s seguirán preguntand­o, contando e ignorando aquello que consideren convenient­e. En eso también consiste la democracia.

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