La Razón (Nacional)

Un país polarizado por los extremos

- Luis Felipe Gamarra Luis Felipe Gamarra es analista peruano

La pregunta del millón, ¿quién ganará las elecciones?

Con resultados al 94%, y una diferencia entre ambos de decimales (la diferencia no llega al punto porcentual), no podemos afirmar quién ha ganado. Aún se están escrutando los votos del interior del Perú, aquellos que están más alejados de las mesas de cómputo electoral de la ONPE, así como las mesas en las que votaron los peruanos en el extranjero. Y, según datos de las encuestas realizadas a boca de urna, el Perú rural ha votado mayoritari­amente por Castillo, mientras que los electores en el exterior, más de 1 millón de peruanos, votaron en una proporción de 70 – 30 a favor de Fujimori. Es una final de fotografía, en la que dos propuestas, a ambos extremos del espectro ideológico, han dividido a Perú en facciones que buscan conservar la política y la economía como los últimos 30 años, y otro que exige un cambio radical.

¿Crees que ambos candidatos aceptarán deportivam­ente el resultado? ¿Y si no lo aceptan? ¿Auguras una parálisis política o protestas de sus seguidores en las calles?

Es difícil saber cómo responderá el candidato que pierda las elecciones. Pero, de los hechos, solo ayer, con resultados de conteo rápido (encuesta Ipsos 7:00 pm), que le daba a una ligera ventaja a Keiko Fujimori, Castillo convocó a sus seguidores a salir a las calles a defender el voto. Contradict­oriamente, los sondeos a pie de urna le dio una ventaja a Castillo, con lo que sus simpatizan­tes dejaron de hablar de fraude. Esta actitud pone en evidencia que si no gana el clima de agitación se agudizará. Del lado de Fujimori, cabe recordar cómo reaccionó en 2016 en el mismo escenario, en el que por 40.000 votos perdió frente a Pedro Pablo Kuczynski. Su reacción, si bien no fue en las calles, consistió en petardear un Gobierno hasta llevarlo a la vacancia. Y, si contamos contamos su bancada, con 24 curules, que se podría sumar a otras que apoyaron a Fuerza Popular en esta segunda vuelta (Avanza País, Renovación Popular, Alianza para el Progreso, entre otros), podría sumar más de 70, cifra parecida a los 73 que sacó en 2016.

¿Qué representa Keiko Fujimori?

Fujimori representa conservar la política económica e institucio­nal del país de los últimos 30 años: una economía de mercado que, si bien ha logrado reducir la pobreza, no ha logrado que más de 10 millones de peruanos sigan sin acceso a una vivienda digna, con servicios esenciales de salud y educación. El apoyo que ha recibido, más urbano que rural, es de aquellos peruanos que ven en Castillo una amenaza a su nivel de vida o privilegio­s. No es casual que en este momento el desempate de las horas finales entre ambos candidatos se da entre peruanos en el exterior y peruanos en el interior del Perú.

¿Es Pedro Castillo un marxista o un izquierdis­ta más pragmático que otra cosa? ¿Girará Perú hacia el bolivarian­ismo si gana?

Pedro Castillo es un enigma. Cuando habla no es claro, es evidente su falta de conocimien­to de cómo funcionan las institucio­nes y preocupa su análisis básico de la realidad. Si bien su análisis es claro respecto del Perú que no ha visto beneficiad­o durante estos años de «crecimient­o» del PBI, con hospitales y colegios que se caen a pedazos en el interior del Perú, corrige muchos sus propuestas y tiene muchos allegados políticos que enmiendan, corrigen o «traducen» sus propuestas en lo político y económico. Podría ser marxista, pero eso no lo hace terrorista como le han endilgado sus críticos. Podría ser comunista, pero no podría imponer un gobierno autoritari­o en un país en el que más de la mitad de peruanos han votado por Fujimori, y una élite de políticos y empresario­s a favor del actual modelo. Podría ser un gobierno moderado, como el de Ollanta Humala, con énfasis en querer ofrecer más ayuda o crédito a familias pobres, para que el desarrollo también los alcance.

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