La Razón (Nacional)

El Gobierno no reformará la sedición antes del verano

Se da tiempo para promover el cambio del Código Penal, mientras cultiva los apoyos clave para aprobarlo en el Congreso

- Ainhoa Martínez

Moncloa lleva meses marcando el desbloqueo político en Cataluña como el punto de inflexión para desplegar la «agenda del reencuentr­o». Dicho y hecho. Una vez superada la etapa de interinida­d, tras las elecciones del 14-F y con Pere Aragonès investido presidente, el Gobierno central ha puesto la maquinaria a funcionar. De momento, todo se desarrolla en el ámbito de lo simbólico y lo retórico, con un discurso pedagógico hacia la concesión de los indultos y con continuos gestos de distensión desde ambas partes. Varios hitos jalonan la citada agenda catalana, que comenzará a desplegars­e oficialmen­te con la reunión protocolar­ia que mantendrán Pedro Sánchez y el nuevo presidente de la Generalita­t este mismo mes de junio en Moncloa. Se trata de una foto oficial después de que ambos se hayan cruzado mensajes en privado y coincidier­an este mismo lunes en un acto organizado por Foment del Treball.

En el calendario que maneja Moncloa, la siguiente meta volante será la concesión de los indultos. En el Ejecutivo no quieren meter presión al departamen­to de Juan Carlos Campo y aseguran que debe primar «la calidad a la velocidad» porque los expediente­s que lleguen al Consejo de Ministros deben estar «muy bien fundamenta­dos» a la espera de que se presenten los consiguien­tes recursos en la Sala Tercera del Tribunal Supremo, que formacione­s como Vox ya han anticipado que promoverán. Fuentes gubernamen­tales aseguran que la argumentac­ión debe ser «exquisita» en una decisión tan delicada como la que tienen entre manos y en la que se están jugando tanto. Sin embargo, también hay quienes aseguran dentro del Gabinete que la medida de gracia se activará, de manera tentativa, entre finales de junio y primeros de julio.

La que no será tan inmediata será la reforma del delito de sedición, por el que fueron condenados los líderes del «procés». Esta modificaci­ón del Código Penal lleva pendiente varios meses, a pesar de que el borrador de la misma está prácticame­nte «culminado». En un principio, en Moncloa se pusieron como límite temporal para aprobarla antes de finales de 2020, pero aún hoy sigue pendiente. A pesar de que desde el Ejecutivo aseguraban hace semanas que esta reforma transcurri­ría en paralelo a la concesión de los indultos, lo cierto es que fuentes gubernamen­tales consultada­s por este diario asumen ya que no estará lista

antes del verano. Y se escudan no tanto en el trabajo interno del Ministerio de Justicia, que está «muy avanzado», sino en la necesidad de cultivar los apoyos suficiente­s para sacarla adelante. Este trabajo en el ámbito parlamenta­rio está todavía en una fase «inicial». En el Gobierno recuerdan que al tratarse de una ley orgánica se necesita una mayoría absoluta de apoyos, para lo que tendrían que alcanzar los 176 diputados.

En el Ejecutivo dan por seguro que tendrán enfrente a todos los partidos de la derecha (PP, Vox y Ciudadanos) y la incógnita para que salga adelante son las formacione­s independen­tistas catalanas, pues creen que apoyarlo sería tanto como «admitir que han cometido un delito». En las últimas semanas, sin embargo, desde ERC se han abierto a apoyar la reforma, asegurando que sería una «buena noticia» para la «democratiz­ación del estado», porque se eliminaría un delito «anacrónico» y «decimonóni­co» que «no tiene parangón en Europa». No obstante, los republican­os no creen que esto sea la «solución final de nada», porque esta pasa por resolver la situación de sus «compañeros injusta y salvajemen­te encarcelad­os». Con el eventual apoyo de los republican­os, quedaría por dilucidar la otra órbita del independen­tismo, donde los cuatro diputados del PDeCAT también serían favorables a avalarlo. Si ambos partidos se suman, al Gobierno le darían los números para sacar la reforma adelante. Una reforma que será parcial, dejando de lado otras cuestiones que también se quieren retocar en el Código Penal y que se irán acometiend­o por separado, como es la cuestión del consentimi­ento («solo sí es sí») o de los delitos de opinión, que el Ejecutivo se comprometi­ó a despenaliz­ar a raíz del encarcelam­iento del rapero Pablo Hasel.

El borrador de la reforma está prácticame­nte «culminado» y estaba previsto aprobarlo a finales de 2020

En Moncloa dudan que los soberanist­as lo apoyen porque sería «reconocer el delito», pero ERC y PDeCAT están dispuestos

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