¿HAY QUE DEVOLVER A SU SITIO LA ESTATUA DE FRANCO EN MELILLA?
A FAVOR
La estatua levantada a Franco en Melilla en 1978 deber conservarse porque no le afecta ninguno de los supuestos de la Ley de Memoria Histórica.
En los albores de la democracia
La aprobación de la ejecución de la efigie la decidió el Ayuntamiento de Melilla en 1977, con las Cortes franquistas disueltas y en plena democracia, aunque fuera en los primeros años una vez dejado atrás el periodo de la dictadura, por lo que debería ser repuesta en la vía pública.
Reconocimiento a una gesta
El monumento recuerda a Franco por «sus años de estancia en África», y en ningún caso se le cita como jefe del Estado, Generalísimo o Caudillo. El motivo para honrarle no es otro que su actuación como comandante de la Legión en el llamado «auxilio a Melilla», una marcha que permitió al enclave español quedar a salvo de los rifeños de Abd El Krim una vez iniciado el desastre de las tropas españolas en Annual.
EN CONTRA
Existe una conciencia de rechazo al franquismo y sus símbolos que está amparada por la actual norma y la inminente Ley de Memoria Democrática.
Provoca divisiones
La estatua de Franco en Melilla constituye un motivo de división y un ejemplo de pleitesía pública fuera de lugar. Otras efigies similares que replicaban la figura del longevo jefe de Estado ya han sido retiradas y nada ha sucedido, salvo normalizar una situación que debe ser modélica.
Apología del franquismo
Si la nueva Ley de Memoria Democrática introducirá una modificación de la ley de asociaciones para actuar contra aquellas entre cuyos fines se encuentre la apología del franquismo, puede incluirse en esta consideración el memorial en bronce que hasta el 23 de febrero se encontraba en la Muralla Vieja de Melilla. En defensa del no enaltecimiento de la dictadura, la estatua está bien en el almacén donde se halla.