La Razón (Nacional)

Cucurella y cuatro goles

Los aficionado­s no dejaron de animar al jugador del Getafe. No marcó, pero España goleó a Lituania en el partido de los debutantes

- D. García - Leganés

Marc Cucurella era el hombre el partido. El pelo y el nombre son suficiente­s motivos para llamar la atención de mayores y pequeños y no es extraño que un grupito de aficionado­s que ocupaba el fondo sur del estadio de Butarque aprovechar­a cualquier oportunida­d para ovacionarl­o. «Cucurella», se escuchaba cuando tocaba la pelota. El grito salía de la garganta de esos chavales que adornaban su cabeza con una llamativa peluca. «Cucurella, danos tu camiseta». La camiseta se la acabaron llevando y se llevaron también un saludo que encendió un poco más sus gritos durante un instante.

«Cucu» era el capitán del equipo, que esta vez no respetó la norma de que el brazalete lo lleva el que más partidos ha disputado con la selección. La selección era la sub’21 trasplanta­da a la absoluta y se respetaban las jerarquías. Incluso el selecciona­dor era Luis de la Fuente, el técnico de la categoría. Hace unos días le preguntaba una periodista portuguesa si pensaba en dar el salto a la absoluta. «Sólo pienso en el bien de la Federación», dijo Luis, que ha encontrado de repente la oportunida­d que no esperaba antes de centrarse de nuevo en la preparació­n de los Juegos Olímpicos.

España liquidó el partido pronto. En los primeros veinte minutos ya había marcado dos goles, uno de Guillamón y otro de Brahim, un golazo. El madridista cedido en el Milan regaló a Abel Ruiz un ridículo penalti que le habían hecho a Bryan Gil para que marcara su primer tanto con la absoluta. Pero el disparo del canterano del Barcelona, ahora en el Braga, fue muy débil. Muy sencillo para el portero.

Pero el partido seguía siendo una fiesta para los aficionado­s. El ambiente en el aparcamien­to exterior de Butarque parecía más el de un botellón que el de un partido de fútbol. Era la primera vez que la selección jugaba en Leganés y había que aprovechar la visita. En el interior no se permitía comer ni beber y los aficionado­s utilizaron los minutos previos al partido para tomar el avituallam­iento.

Muchos de los que estaban en las gradas tenían un objetivo. Un grupo llevaba una pancarta de ánimo a Carlos Rivera, el preparador físico de la selección sub’21. Otro chico llevaba una camiseta de Fran Beltrán, el canterano del Rayo, ahora en el Celta, que tuvo sus minutos en la segunda parte. Y Diego, simplement­e disfrutaba junto a su madre, Cote, del primer partido que disputaba en su ciudad la selección absoluta. Aunque no lo pareciera.

El partido siguió avanzando y nadie le daba más importanci­a que los jugadores españoles. Alguno de ellos llegará a la absoluta en un futuro, pero para muchos de ellos será, quizás, el único partido de su carrera con el equipo de los mayores.

Miranda, que había sustituido a Cucurella en el descanso, marcó el tercero en un lanzamient­o de falta que el portero sólo pudo despejar ligerament­e para que pegara en el poste antes de entrar.

Los cambios le funcionaro­n a De la Fuente y la selección encontró el cuarto en un remate de Puado. El delantero del Espanyol, que ya había marcado dos goles en la Eurocopa en el partido de cuartos ante Croacia, ya tiene también su gol con la absoluta.

Lituania no era ninguna oposición a pesar de los 16 debuts de jugadores españoles con la selección. El público no era muy numeroso y permitía escuchar los gritos de Luis de la Fuente, cómo animaba al portero Álvaro Fernández, por ejemplo. O cómo Josep Martínez, el guardameta que jugó en la segunda parte, animaba a su defensa a salir.

Pero nada se escuchaba con tanta intensidad como los gritos del club de fans de Cucurella. «Vamos, Cucu, que tú puedes. Danos tu camiseta», le seguían gritando cuando se acercaba el final del partido y el jugador del Getafe llevaba ya casi 45 minutos en el banquillo. Pero ya no se conformaba­n con eso, pedían más. «Cucurella, pa mi casa», decían. El partido era especial para todos, los de dentro y los de fuera.

El partido era una fiesta para los aficionado­s. El ambiente en el aparcamien­to era más de botellón que de fútbol

Cucurella acabó regalando una camiseta a los aficionado­s que no paraban de corear su nombre

 ?? EFE ?? Brahim celebra su gol, el segundo de España a Lituania ayer
EFE Brahim celebra su gol, el segundo de España a Lituania ayer

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