La Razón (Nacional)

Barcelona antes de que los balcones se llenaran de banderas

Antonio Iturbe presenta una evocadora ficción con sus recuerdos de infancia al fondo. Un recorrido por una Barcelona que hoy ya no existe

- Por Ángeles LÓPEZ

El escritor, periodista, director de la revista digital «Librújula», el narrador que voló con Saint-Exupery en «A cielo abierto» y autor de la soberbia novela –traducida a treinta lenguas– «La biblioteca­ria de Auschwitz» nos regala esta nueva entrega que funciona como una brújula sentimenta­l por la Barcelona de la última mitad de la pasada centuria.

Así, conocemos a su alter ego , Iturbe, un joven de barrio que se convierte en reputado científico y vuelve a casa para ver el modo en que ha cambiado el paisaje de su infancia. Sobra decir que estas páginas están atravesada­s por la propia biografía del autor, hijo de emigrantes que llegaron en los sesenta al arrabal de pequeñísim­os inmuebles situado en La Barcelonet­a. Su barrio, «el suyo y el mío» (retorciend­o a Hernández), da igual que sea Madrid, Alicante, Sevilla o Zamora. Pero es Barcelona. El lugar perdido en un pliegue del espacio-tiempo de su memoria pero que sigue intacto en su ADN y el autor revisita como un pecado venial. Permite que nuestro protagonis­ta transite por las callejuela­s en las que su padre fue camarero, aquellas cuyas únicas banderas eran la ropa tendida en los balcones, el final de la dictadura, la llegada de la «progresía», la Transición, el «ja sóc aquó», la «gauche divine» o el recauchuta­je de la ciudad para los Juegos Olímpicos.

El tiempo perdido

Unas páginas que no tienen interrupto­r, pues es imposible encontrarl­e el botón de apagado al «regreso» que no es otra cosa que una sana nostalgia del pasado, pues la memoria siempre juega en contra de nuestro equipo. Los Iturbe son listos: no nos ofrecen una imagen idílica de «le temp perdu» pues eran lugares duros, con falta de recursos, patatas y patatas, delincuenc­ia, litronas, la llegada del «jaco»... los perversos códigos de esa escuela llamada calle. Gentes que querían vivir deprisa a golpes de nuevas «olas» o «punk» en radiocaset­es estridente­s. estridente­s. Pero el autor frena donde le da la gana y nos permite conocer la realidad de la fundación de la Escuela del Mar, en tiempos de la República, o la visita de Einstein a este proyecto educativo. Iturbe ha escrito estas páginas, que subliman las costuras de la nostalgia, para detener el tiempo. Ignoro si para él o para sus vástagos, pero sí sé que no es como los malos micrófonos que distorsion­an un buen discurso. Este novelista es bueno, es honesto, y no solo sabe retratar el paso del imposible pasado a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero.

Lo mejor

El viaje intimista por la Barcelonet­a de la niñez del autor y el contraste con el barrio actual

Lo peor

Solamente podemos lamentar que este volumen no tenga algunas páginas más

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ALBERTO R. ROLDÁN El escritor evoca una ciudad que hoy ha desapareci­do
 ??  ?? ★★★★ «La playa infinita» Antonio Iturbe
SEIX BARRAL 360 páginas, 19,50 euros
★★★★ «La playa infinita» Antonio Iturbe SEIX BARRAL 360 páginas, 19,50 euros

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