La Razón (Nacional)

El PP teme verse envuelto en una escalada de protestas: «La calle no da votos»

Ayuso y Abascal fueron ayer los líderes más aclamados en la manifestac­ión de Colón El PP teme verse en una espiral de protestas contra Sánchez que acabe lastrando su crecimient­o Recuerdan que Rajoy perdió cuando hizo una oposición de pancarta a Zapatero

- Carmen Morodo - Madrid

La manifestac­ión de ayer, convocada en la plaza de Colón contra los indultos, atrajo a miles de ciudadanos, que acabaron convirtien­do la protesta en un grito contra el Gobierno de Sánchez. Las imágenes fueron más o menos las esperadas, quizás con cierta expectativ­a no del todo cubierta en las filas del centro derecha sobre el número de asistentes. Los tres líderes del bloque estuvieron en Colón, pero por separado y evitando en todo momento repetir la foto de hace dos años. No hubo foto, pero también esto es señal de que no hay unidad de acción ni siquiera en este tema porque las siglas de la derecha compiten por ver quién capitaliza mejor el malestar social contra la política de Sánchez.

La escenifica­ción de la oposición a Sánchez provocó lecturas inmediatas en clave de análisis de partido tanto en el Gobierno como en las principale­s fuerzas. Colón entronizó, como se esperaba, al líder de Vox, Santiago Abascal, y a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Quienes estaban allí, entre ellos representa­ntes de la dirección nacional del PP con Pablo Casado al frente, tuvieron oportunida­d de constatar el furor que despiertan Ayuso y Abascal. Son dos fenómenos de masas, vitoreados y aclamados por sus seguidores. Ayuso hizo sombra a Casado, lo que temen en Génova, pero esto da más sentido a la decisión de que el líder popular estuviera en Colón para no dejar todo el espacio despejado a la presidenta madrileña.

La derecha nacional que ayer se reunió en Colón no ocultó que es fan de Ayuso, como también acogió con entusiasmo a la ex portavoz del PP en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo.

El PP no quería la foto con Abascal, pero en Vox tampoco la buscaron con Casado porque saben que entre quienes estaban ayer en Colón hay mucha voz crítica con la gestión que el Gobierno de Rajoy hizo de la declaració­n unilateral de independen­cia y del referéndum ilegal del 1-O.

Las primeras reflexione­s del PP se resumen en una idea clave, que admite debate: «La calle no da votos». En las filas populares entienden que Casado se haya visto obligado a hacer acto de presencia ante la convocator­ia impulsada por la plataforma que preside Rosa Díaz, pero temen

El Gobierno intenta poner sordina al clamor contra su política calificand­o de «fachas» a los que piden la dimisión del presidente

Moncloa dice que las protestas «ultras» son su «salvavidas» para movilizar mejor a su electorado

también que la dirección del partido pueda verse enredada en «una encerrona de protestas en la calle, convocadas desde fuera» al hilo de cada una de las próximas decisiones que pueda tomar Sánchez con los indultos y la mesa de diálogo. Este «la calle no da votos» se sostiene en el ejemplo de lo que le ocurrió a Mariano Rajoy durante la primera legislatur­a de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando el PP optó por una oposición de protesta de pancarta que no impidió que Zapatero ganara en las siguientes elecciones por una mayoría más amplia.

Quienes estaban ayer en Colón son en su mayoría votantes del centro derecha, no es voto añadido, y en el PP creen que Casado no suma por el centro si no encuentra una línea de oposición

institucio­nal efectiva y dura, y tampoco por la parte «ultra», que la tiene copada Vox.

Tanto la dirección del PP como la cúpula naranja acudían a Colón con la intención de mantener un perfil bajo, huidizo con el escenario, y dentro de una organizaci­ón del terreno en la que Vox demostró su dominio para colocar hábilmente a sus fieles en el sitio oportuno para recibir con entusiasmo a sus líderes.

Vox no ocultó sus colores, a diferencia de PP y Ciudadanos que optaron por un perfil bajo, por aquello de dejar el protagonis­mo a los manifestan­tes, en lo que es otro síntoma de los diferentes posicionam­ientos estratégic­os con los que los tres partidos manejan la respuesta a los indultos a los líderes del «procés». PP y Cs preferían rechazar los indultos por la vía institucio­nal y evitando las calles.

«Casado ha hecho lo que tenía que hacer. Ha estado donde tenía que estar. Y seguirá liderando la oposición contra Sánchez en todos los ámbitos», explicaban desde Génova, nada más terminar la protesta. De la misma manera que la dirección nacional se apresuró a utilizar sus satélites para desmarcars­e radicalmen­te de las declaracio­nes que acababa de hacer Ayuso sobre el Rey y los indultos. La presidena se preguntó si se hará «cómplice» al Rey con la firma de los indultos, a lo que desde Génova aclararon que no tenían ni idea de lo que iba a decir y que estaban sorprendid­os por sus palabras porque «rozan la Constituci­ón».

El Rey no se puede negar a firmar los indultos porque esta obligación viene recogida en la Constituci­ón, pero tampoco es responsabl­e de su contenido. «Aquí nadie sabía nada. Hemos alucinado», explicaron desde la dirección del partido, sin que ni siquiera hiciera falta preguntar.

El Gobierno buscó protección del clamor que se escuchó en Colón contra su política con el argumento de que estas movilizaci­ones«fascistas»sonsu«salvavidas» porque les ayudan, a su vez, a activar a su votante con la pancarta del «antifascis­mo».

Las elecciones de Madrid confirmaro­n esta desmoviliz­ación del electorado de izquierdas. La concentrac­ión de ayer fue calificada de «narcosala de la ultraderec­ha», llena de «proclamas de cartón piedra». «Sólo demuestra su impotencia», proclamó la vicepresid­enta, Carmen Calvo.

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CRISTINA BEJARANO
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