«SÁNCHEZ Y BIDEN TUVIERON 30 MINUTOS CON TODOS LOS LÍDERES SOLOS Y FUERA DE LAS CÁMARAS»
L a escena del pasillo en la cumbre de la OTAN no pasará a la historia de las gestas diplomáticas de nuestro país. Para todos los directamente implicados, excepto al convidado de piedra Biden, artista invitado en la performance de la acción exterior, ni el prólogo ni el nudo ni el desenlace cosecharon un resultado airoso. Pero, como con todo lo que toca este Gobierno, y especialmente lo que tiene entre las manos la ministra del ramo, siempre se puede empeorar. Por más que la escena del encontradizo lance, con esa orquesta y coros que se había preparado desde Moncloa, aconsejera correr un tupido velo y a otra cosa para que el mal trago y el rubor se aliviaran hasta palidecer, la ministra, tal vez herida en su orgullo, se las apañó ayer para elaborar una segunda entrega de la extraña pareja con una narración con giros insospechados y un guión de cuarta división. Según Según Laya, Pedro Sánchez abordó todos los asuntos expuestos a los medios y más aún con el inquilino de la Casa Blanca no en ese improvisado paseo de la fama de la Alianza Atlántica, sino después, en concreto, cuando compartieron 30 minutos con el resto de los líderes de los países miembros. Allí, todos ellos estuvieron «solos y fuera de las cámaras» y, según la literata jefa de la diplomacia, la chispa saltó entre los mandatarios «progresistas», claro. Luego, se jactó de que «la buena sintonía entre España y EEUU ha quedado de manifiesto en esa conversación inicial, que ha sido la primera y no va a ser la ultima», ultima», y agregó sin sonrojarse que «más allá» de que finalmente fuese un «saludo puramente protocolario». España, por tanto, presunto mejor aliado en esta parte del continente, habrá de conformase con esta screwball o comedia alocada tan popular en Estados Unidos durante la Gran Depresión de la factoría González Laya, que, según parece continúa en su cargo. Es probable que Biden tarde en llamar a Moncloa y más que Sánchez pise la Casa Blanca. Normal en un gobierno con una vicepresidenta y unos ministros comunistas que han censurado que España acoja la próxima cumbre de la OTAN.