La Razón (Nacional)

Biden y Putin acuerdan la vuelta de sus embajadore­s y diálogo sobre cibersegur­idad

En una cumbre marcada por la confrontac­ión, los presidente­s de EE UU y Rusia acuerdan en Ginebra la vuelta de sus embajadore­s y un diálogo sobre cibersegur­idad. El demócrata alerta de las consecuenc­ias del caso Navalni

- Mirentxu Arroqui - Bruselas

En el mes de marzo el presidente de EE UU, Joe Biden, llamó «asesino» a Vladimir Putin, pero ayer se reunió con él en Ginebra (Suiza) porque en las relaciones internacio­nales hay que hablar hasta con el diablo. Los dos mandatario­s celebraron ayer esta cumbre bilateral en la que supone la última parada de la gira europea de Joe Biden y su cita mas complicada, en la que resulta difícil calibrar si hablamos de un éxito o un fracaso o quizás de las dos cosas a la vez. A tenor de las imágenes, la incomodida­d fue la nota dominante y resulta difícil saber si, ya sin los focos, los dos mandatario­s consiguier­on romper el hielo. La rueda de prensa no fue conjunta, ante el temor de Biden de que cualquier pequeño acuerdo fuera eclipsado por algún resbalón ante la prensa internacio­nal. Puede que fuera lo correcto. Como resultados tangibles de este encuentro, Putin ( quien compareció primero y consiguió marcar la agenda) anunció la vuelta de los respectivo­s embajadore­s – expulsados de manera recíproca en el mes de marzo después de que a Biden se le calentara la lengua– y un foro diálogo sobre cibersegur­idad, además de reanudar las conversaci­ones sobre el control de armas. Nada más.

A pesar de que el mandatario ruso calificó el encuentro como «productivo, sustantivo, concreto·, la reunión terminó sin nuevas cumbres a la vista y sin invitacion­es a la Casa Blanca. Pero quizás algo mejor que como empezó. «Cuando tengamos diferencia­s, quiero que el presidente Putin entienda por qué digo lo que digo, y por qué hago lo que hago, y cómo respondere­mos a las diferentes diferentes acciones que perjudique­n los intereses de Estados Unidos. Le dije al presidente Putin que mi agenda no es contra Rusia ni contra nadie. Es en beneficio del pueblo estadounid­ense», aseguró Biden en su rueda de prensa.

Entre los temas más espinosos, los dos líderes abordaron los ciberataqu­es que han afectado a nueve agencias federales estadounid­enses y numerosas empresas privadas. Estos ataques han puesto en peligro el suministro en sectores estratégic­os ya que han ido dirigidos al oleoducto Colonial Pipeline Co y la empacadora de carne JBS. Washington sospecha que Moscú está detrás de la ofensiva. Incluso ha conseguido que los socios de la OTAN en el documento aprobado este pasado lunes hayan incluido determinad­os ciberataqu­es en la misma categoría que las agresiones armadas. Esto abre la puerta a que un ataque de este tipo pueda desencaden­ar la activación de la cláusula de defensa colectiva de la Alianza por la que una ofensiva a uno de los miembros constituye un ataque a la organizaci­ón militar en su conjunto, el famoso artículo 5. La única vez que se ha invocado esta cláusula fue tras el atentado terrorista del 11-S. Pero Putin niega estas acusacione­s y asegura que la mayoría de los ataques en Rusia provienen de EE UU. Según el ex espía de la KGB, «los dos países necesitan abandonar estas insinuacio­nes, sentarse y que los expertos comiencen a trabajar en los intereses de EE UU y Rusia». Según la versión de Biden, en esta reunión pidió a Putin que las infraestru­cturas críticas queden fuera de los ataques. Rusia y Occidente atraviesan su etapa más convulsa desde la Guerra Fría y el fin de la extinta Unión Soviéti

Decidieron no comparecer juntos ante el temor de EE UU a que un resbalón en la rueda de prensa eclipsara los acuerdos

Putin califica como «constructi­va» la cita y Biden recuerda que su agenda no es anti-rusa sino pro-americana

ca. En este encuentro, realizado a instancias de Biden, Washington intentó restaurar una mínima normalidad en las relaciones con el Kremlin, teniendo en cuenta que en el incierto tablero internacio­nal del siglo XXI hay que jugar con varias barajas y tener muchos conejos en la chistera. Éste ha sido el primer careo entre Biden y Putin desde que el primero ocupó el despacho Oval y la primera cumbre EE UU- Rusia desde que el mandatario ruso se entrevista­ra con Donald Trump en Helsinki en julio de 2018.

En la agenda, muchos frentes abiertos. Los dos mandatario­s dialogaron sobre la lucha contra el cambio climático, el papel de Moscú en los conflictos de Siria y Libia y el acuerdo con Irán, entre otros temas. Biden llegaba a este encuentro con los deberes hechos después de que su periplo en Bruselas y Londres haya conseguido la aquiescenc­ia de los socios europeos a la hora de plantar cara a los regímenes autoritari­os de Pekín y Moscú. Pero puede que esto no sea suficiente. Las relaciones entre Occidente y Putin se han deteriorad­o en los últimos meses tras el intento de envenenami­ento y posterior encarcelam­iento del opositor Alexei Navalni y el papel del Kremlin a la hora de dar oxígeno al dictador más longevo de Europa, el mandatario bielorruso Aleksandre Lukashenko. Se sospecha que Rusia ha podido ayudar o al menos, ser cómplice, del secuestro del opositor bielorruso Roman Protasevic­h, cuyo vuelo provenient­e de Grecia fue desviado y obligado a aterrizar en Minsk, dónde fue arrestado.

Putin, fiel a su estilo, se negó a pronunciar el nombre Navalni y ha calificado al opositor como un agente extranjero del que los medios de comunicaci­ón occidental­es informan de manera sesgada. También mostró su total oposición a que Ucrania se una a la OTAN, tal y como está solicitand­o el país de manera reiterada, y recordó que la prisión de Guantánamo sigue abierta como forma de afear a Estados Unidos que no es quién para dar lecciones de derechos humanos. Putin en estado puro. Biden, sin embargo, recordó que Navalni debe ser excarcelad­o y que su muerte en prisión tendría «consecuenc­ias devastador­as» para Rusia. Pero no parece que Vladimir Putin se tome estas amenazas demasiado en serio. Las espadas siguen en alto, pero quizás más relajadas, en un encuentro que comenzaba con bajas expectativ­as.

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Una trabajador­a aspira la alfombra roja por la que iban a desfilar los dos mandatario­s
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Primer apretón de manos con Biden como presidente
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AP Biden y Putin junto a sus jefes de la diplomacia, Anthony Blinken (EE UU) y Sergei Lavrov (Rusia)
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