Ficcionando la realidad
Autor: Martin McDonagh. Director:
David Serrano. Intérpretes: Belén Cuesta, Ricardo Gómez, Juan Codina y Manuela Paso. Teatros del Canal, Madrid. Hasta el 20 de junio.
Tiene radicalmente dividido al público más teatrero este montaje de «El hombre almohada» dirigido por David Serrano. Dicen quienes vieron las primeras representaciones que las interpretaciones eran desconcertantes y que cada actor parecía estar en un código distinto. Tal vez fuera así; quizá haya habido reajustes en la dirección de actores con la obra ya estrenada y yo haya tenido suerte, por tanto, de verla un poco más rodada. Porque lo cierto es que ahora mismo los cuatro intérpretes están perfectamente ensamblados ensamblados y colocados al servicio de una historia, muy singular desde el punto de vista estilístico, cuyo lenguaje literario, escénico y conceptual se distancia deliberadamente del realismo –a mí parece que esto no se ha entendido bien por parte de algunos espectadores– y hunde sus raíces en una
Lo mejor
El breve relato que inventa el personaje de Manuela Paso es una genialidad
Lo peor
La escasez de matices interpretativos por parte de Belén Cuesta
tradición narrativa fantástica a la que homenajea abierta y extensamente, hasta el punto de asomarse incluso al «pulp» y de revitalizar este género con una hondura inusitada. Dejando de lado esos posibles desajustes interpretativos de los primeros días, si es que han existido, resulta difícil sacar alguna otra pega, porque la función es una auténtica obra maestra, propia de un autor tan extraordinario como es Martin McDonagh. En esencia, es un inteligentísimo y complejo canto, repleto de capas metaliterarias, a la ficción pura y dura, y a la capacidad que esta nos brinda a todos –en cuanto que somos seres capaces de construir relatos– para interpretar la realidad, para darnos sentido dentro de ella e, incluso, para hacerla bonita e imperecedera cuando no lo es.