Compromiso presupuestario con la política de Defensa
La suma en gasto militar de Marruecos y Argelia se acerca peligrosamente a la de España
España no cumple sus compromisos internacionales. La OTAN nos señala como el país entre los grandes que menos invierte en defensa, apenas el 1,2% de nuestro PIB. Tenemos solo tres años para llegar al 2,0%, con lo que podríamos iniciar el rearme en un breve espacio de tiempo y recuperar nuestra capacidad de disuasión. Con el actual presupuesto de Defensa solo nos queda un 20% neto para adquisición de sistemas (armas) e ir sustituyendo parte de nuestro arsenal que se acerca a la obsolescencia. Con el 2% aumentaríamos en un 500% la compra de material militar, relanzando nuestra industria armamentística. Países mediterráneos como Israel y Grecia dedican el 4,3% y el 3,2% de su PIB. Es el precio de la paz. Sus vecinos son extremadamente belicosos y tentados a tomar las armas para solucionar disputas territoriales y el único modo de contenerlos y no llegar a la guerra es mostrándose fuerte.
La diplomacia es el otro elemento del binomio de la disuasión, junto con el militar. La principal de nuestras embajadas debería ser la de Washington. El primer viaje de un primer ministro español debería ser Washington. Razones históricas lo justifican. EE.UU. es el país más influyente en el planeta y nadie se atrevería a llevar una acción contra España sin la autorización o intervención suya. De ahí la necesidad acuciante de recomponer nuestra relación, rota con la huida en 2004, unilateral, de Zapatero de Irak y a la que se sumó Sánchez en 2019 con la absurda orden de que el buque Méndez Núñez, que escoltaba al portaaviones de EEUU Abraham Lincoln en el Golfo Arábigo, abandonase la zona por una escalada de la tensión entre Irán y EEUU. Los marineros españoles no corrían ningún riesgo. De hecho, en el pasado mes de mayo en unas maniobras de la OTAN frente a las costas de Escocia, un gemelo del F104, el F105 Cristóbal Colón, interceptó con un único lanzamiento un misil supersónico. El comunicado del Ministerio de Defensa decía «… queda de esta manera demostrada una vez más la capacidad de las plataformas españolas F100 a la hora de dar defensa antiaérea y antimisil frente a las amenazas anti buque más modernas, lo que hace que nuestras fragatas continúen siendo un referente de entidad ante el resto de unidades navales extranjeras, y ante la comunidad naval internacional en general».
Pero Moncloa volvió a defraudar a los EEUU. Necesitamos en la capital norteamericana un diplomático con una doble misión, capacidad de neutralizar y superar superar al lobby marroquí y equiparar la relación entre España y EEUU con la de EEUU con el Reino Unido. Solo ganándonos la confianza de EEUU podrá desbloquearse la descolonización de Gibraltar.
Nuestro principal factor externo de desestabilización es nuestro «amigo» Marruecos. País con uno de los mayores índices de pobreza y corrupción del planeta pero con una élite multimillonaria que sueña con el expansionismo para crear el Gran Marruecos, anexionándose Ceuta, Melilla, Canarias, los peñones de soberanía española, el Sahara Occidental, Mauritania y una cuarto de la superficie de Argelia. La necesitad de estar al lado de EEUU es más crucial que nunca, sobre todo porque nuestro aliado natural, Francia, no duda en apoyar la causa de Rabat. Necesitamos un padrino poderoso, el más poderoso.
La posición geoestratégica de España, tanto por el control que ejerce directamente sobre el estrecho (Rota, Ceuta, Melilla y Cartagena), como en zonas limítrofes al mismo como son los archipiélagos canario y balear, conforman un eje de dominación española que va del Atlántico al Mediterráneo. Además, tanto Canarias como Baleares son auténticos portaaviones y plataformas para asaltos anfibios sobre las costas occidentales de Marruecos, Sahara Occidental y costa norte de Argelia. Nuestro país tiene un poder económico superior a Marruecos y a Argelia: doce veces mayor que el PIB marroquí y siete veces más que el Argelino. Pero esta fortaleza económica no se ve representada en la inversión en defensa, congelada en España desde 2008, mientras que Marruecos y Argelia están en plena carrera armamentística, a la que dedican el anualmente el 3,0% y 5,1%, respectivamente, de su PIB, es decir, 3.630 millones de dólaresUSA los marroquíes y 10.100 los argelinos. Mientras que España dedica el 1,2% de su PIB, el equivalente a 16.962 millones de dólares. La suma en gasto militar de Marruecos y Argelia se acerca peligrosamente a la de España: 13.670 millones frente a 16.962 millones. Cuando económicamente España es cinco veces la suma de esos países.
España no tiene una estrategia para disuadir a ninguno de estos dos países para que no emprendan acción armada alguna. La debilidad diplomática española se manifiesta incluso en la UE. No hay tampoco ningún lobby español en Bruselas. España debería exigir el despliegue inmediato y permanente de efectivos de FRONTEX en las fronteras, terrestres y marítimas con Marruecos. Además para evitar el incremento porcentual de la población promarroquí en Ceuta y Melilla, se debería ganar terreno al mar y construir sendos aeropuertos de uso civil y militar, en estas dos ciudades y dos bases navales para su uso conjunto con EEUU. Reconvertir su economía hacia el turismo nacional, mejorar las comunicaciones con la península y sobre todo aprovechar su baja fiscalidad para asentar empresas que atraigan mano de obra nacional y repoblar estas dos ciudades españolas y europeas.