La Razón (Nacional)

Bolsonaro, un turista incómodo para Biden

► Aumentan las presiones para expulsar al expresiden­te brasileño antes de la visita de Lula a la Casa Blanca el 10 de febrero

- Mamen Sala. NUEVA YORK

AumentaAum­enta la presión a la Casa Blanca para expulsar a Bolsonaro de Florida, a pocos días de la primera visita de Lula de Silva a EE UU. El 10 de febrero, el presidente brasileño viajará a Washington para reunirse con Joe Biden por primera vez. Biden le llamó por teléfono un día después del asalto a las sedes de los tres poderes del Estado para mostrarle su apoyo e invitarle a que lo visitara. Para este encuentro hay prevista una apretada agenda centrada en «cómo los dos países pueden continuar trabajando juntos para promover la inclusión y los valores democrátic­os en la región y en todo el mundo, particular­mente en el marco de la Cumbre por la Democracia de marzo», confirmó la Casa Blanca. Ambos hablarán de los «desafíos» comunes (y «discutirán el apoyo inquebrant­able de EE UU a la democracia de Brasil».

Una causa que ambos han visto peligrar en sus países, donde la democracia se ha visto amenazada por insurrecci­ones que orquestaro­n los seguidores de sus antecesore­s. Mientras Biden y Lula se reúnen en Washington, a 1.390 kilómetros, Trump y Bolsonaro disfrutan del buen tiempo de Florida. El primero en su casa de Mara-Lago, y el segundo, no muy lejos de allí, en una mansión alquilada en Orlando, en la carretera que lleva a Disney World.

El exlíder brasileño se siente muy cómodo en EE UU, tanto que su abogado, Felipe Alexandre, ha informado que el 21 de enero su cliente solicitó una visa de turista de seis meses para quedarse más tiempo aquí. Bolsonaro esperará en EE UU a que se resuelva su caso legal. En un email enviado a Reuters, su abogado dijo que a su cliente «le gustaría tomarse un tiempo libre, despejarse y disfrutar de ser turista en EE UU durante unos meses antes de decidir cuál será el siguiente paso».

Atrás queda el discurso del exmandatar­io brasileño a principios de enero, cuando después de estar tres días hospitaliz­ado, y tras solicitar el alta en contra de la recomendac­ión médica, dijo que había venido a «quedarse en EE UU hasta fin de mes [enero], pero pretendo adelantar mi regreso. Porque en Brasil los médicos ya conocen mi problema de obstrucció­n intestinal a causa de la puñalada.

Se especula que ahora que Bolsonaro no goza de inmunidad diplomátic­a, se ha instalado en Florida para evitar cualquier proceso legal, porque la situación que le espera en Brasilia no es nada halagüeña. El juez Al ex andredeMo raes, el mismo que ordenó la detención del secretario de Seguridad de Brasilia y exministro de Bolsonaro, Anderson Torres, ha autorizado que se investigue al exlíder por presuntame­nte alentar las protestas del 8 de enero en un vídeo que publicó Bolsonaro en Facebook dos días después de los levantamie­ntos y luego borró. Además, tiene cuatro causas pendientes: divulgació­n de falsas noticias sobre la vacuna contra la covid-19, divulgació­n de informació­n confidenci­al de una investigac­ión del Tribunal Superior Electoral, intento de interferir en la acción de la Policía Federal y otras causas relacionad­as con el informe final que redactó la comisión investigad­ora del Senado sobre la pandemia y su gestión.

El exmandatar­io, investigad­o en su país por la asonada, solicita una visa de turista de seis meses

Bolsonaro, que siempre ha sido íntimo amigo de Trump, pero nunca mantuvo una buena relación con Biden, ha comenzado a ser un turista incómodo para la Casa Blanca. A principios de enero, un grupo de 46 legislador­es demócratas envío una carta al presidente estadounid­ense en la que solicitaba­n volver «a evaluar» el estatus del presidente brasileño en el país «para determinar si existe una base legal para su estadía y revocar cualquier visa diplomátic­a que pueda tener», ya que, según la misiva, «EE UU no debe brindarle refugio a él ni a ningún autoritari­o que haya inspirado violencia contra las institucio­nes democrátic­as». De momento, la Administra­ción se mantiene en silencio, pero la presión crece, y la visita de Lula la agudiza aún más.

Sigue siendo un misterio con qué visa llegó Bolsonaro a EE UU el 30 de diciembre. La opción que se rumorea (porque el Departamen­to de Estado ya ha dicho que se trata de informació­n confidenci­al) es que ingresó con una visa A-1, que está reservada a los jefes de Estado en ejercicio.

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El expresiden­te brasileño Jair Bolsonaro reside en Orlando (Florida) desde el 30 de diciembre
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EFE

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