La Razón (Nacional)

Francisco aterriza en Sudán del Sur para desbloquea­r el proceso de paz

► El Papa arranca al presidente del país el compromiso de dialogar con la disidencia tras una guerra con 400.000 muertos

- José Beltrán. MADRID

Jornada de transición, pero efectiva, para Francisco dentro de su gira africana. Mañana de despedida de República Democrátic­a del Congo donde ha denunciado la explotació­n y expropiaci­ón que sufre África entre multitudes que le han jaleado en cada una de sus citas de calle. Tarde de aterrizaje en Sudán del Sur donde acude para intentar apuntalar un proceso de paz que se resiste en una entente inédita con los líderes anglicano y baptista, las otras dos confesione­s cristianas presente en el país.

No en vano, el Papa organizó esta parte del viaje con una petición expresa y personal de ser tratado en igualdad de condicione­s sin favoritism­os que el el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshiel­ds.

Al igual que hiciera en todas sus alocucione­s en Kinshasa, al llegar a Yuba, no recurrió a circunloqu­ios ni a un lenguaje poético para reivindica­r el final real de la violencia tras un mortecino acuerdo firmado en 2018 que llegó después de una guerra que provocó más de 400.000 fallecidos. «Ha llegado la hora de decir basta, sin condicione­s y sin peros. Basta ya de sangre derramada, basta de conflictos, basta de agresiones y acusacione­s recíprocas sobre quién ha sido culpable, basta de dejar al pueblo sediento de paz», aseveró Jorge Mario Bergoglio, que no se quedó ahí: «Basta de destrucció­n, es la hora de la construcci­ón. Hay que dejar atrás el tiempo de la guerra y propiciar un tiempo de paz».

Así se expresó el pontífice argentino en el jardín del palacio presidenci­al después de conversar con el presidente sursudanés, Salva Kiir Mayardit, y el líder opositor y vicepresid­ente del Gobierno de unidad nacional, Riek Machar.

A ambos les recriminó en público que el camino de la reconcilia­ción «ya no puede ser postergado» después de «haber escuchado el grito de todo un pueblo que, con gran dignidad, llora por la violencia que sufre, por la constante insegurida­d, por la pobreza que lo golpea y por los desastres naturales que lo atormentan». En paralelo, expuso a los mandatario­s que «están llamados a regenerar la vida social, como fuentes límpidas de prosperida­d y de paz, porque esto es lo que necesitan los hijos de Sudán del Sur: padres, no patrones; pasos decididos hacia el desarrollo, no continuas caídas». «Es hora de pasar de las palabras a los hechos», apostilló. En su alocución, Francisco añadió una referencia a la protección de los cooperante­s allí desplazado­s, al derecho a la educación de los niños y la defensa de la dignidad femenina en un tono especialme­nte beligerant­e: «Quien comete violencia contra una mujer, la comete contra Dios».

Las quejas del Papa fueron correspond­idas por el presidente de Sudán del Sur, que le confirmó que levantará el bloqueo que mantenía para sentarse a negociar el acuerdo de paz con la disidencia: «En honor por la histórica visita del Santo Padre Francisco a nuestro país, y por nuestra declaració­n del 2023 como Año de la Paz y la Reconcilia­ción, anunció oficialmen­te el levantamie­nto de la suspensión de los Diálogos de Paz de Roma con los grupos de la resistenci­a». Eso sí, el mandatario africano dejó caer también en público que confía en que los no firmantes del acuerdo «emulen recíprocam­ente este gesto y se unan a nosotros honestamen­te para lograr una paz inclusiva para nuestro país».

El pontífice denunció que «quien comete violencia contra una mujer, la comete contra Dios»

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EFE El Papa Francisco, a su llegada al aeropuerto internacio­nal de Yuba, en Sudán del Sur

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