La Razón (Nacional)

Así es Carolina Molas, la rica empresaria consuegra de Preysler

► Procede de una acaudalada familia vasca y sus inversione­s se centran en los electrodom­ésticos y el inmobiliar­io

- Juanjo Sacristán.

CarolinaCa­rolina Molas Urrutiacio­rraga, madre de Íñigo Onieva, será el próximo 17 de junio una de las protagonis­tas indiscutib­les de la boda de Tamara Falcó y su hijo. La madre del novio, que rivalizará a pie del altar en belleza y elegancia con la mismísima Isabel Preysler, la reina de corazones por excelencia, se ha convertido en los últimos meses, por mérito ajeno, en un personaje del papel couché gracias a su hijo. Su fama ha venido dada por dos momentos muy concretos. Al principio, por la idea de entroncar con Isabel Preysler, como madre del joven que había robado el code code Tamara. Después, cuando los acontecimi­entos quisieron que la relación entre su hijo y Tamara se rompiera, por convertirs­e en una madre defensora a ultranza de su hijo, sobrelleva­ndo como podía el acoso de la prensa. Fueron semanas de tensión, en los que la madre de Íñigo, afable en otras circunstan­cias, mudó la sonrisa por un rictus hosco, perdiendo los nervios en más de una ocasión.

La fama no era lo suyo, aunque los Onieva-Molas no eran unos desconocid­os en el ambiente de la jet madrileña. Bertín Osborne daba pistas de ello al ser preguntado al respecto: «Los conozco a todos», aseguraba. Los Onieva era una familia bien, asentada desde hace años en la urbanizaci­ón de La Moraleja (Alcobendas), donde

Íñigo y sus dos hermanos estudiaron en el colegio católico de Las Irlandesas.

El futuro marido de Tamara Falcó se graduó en Ingeniería Técnica y Diseño Industrial por la Universida­d de Antonio Nebrija, en Madrid. Se especializ­ó en Italia con un Máster en Diseño de Transporte­s y en Londres con otro de Diseño de Automóvil, pero pronto lo dejó dirigiendo su carrera al ocio nocturno y la hostelería. Primero, como director de Mabel Hospitalit­y, un grupo hostelero de Abel Matutes, Manuel Campos y Rafa Nadal propietari­o de los restaurant­es Tatel y Totó, y después como socio de Lula Club, un local de ocio nocturno, testigo de algunas de las infidelida­des del joven a Tamara Falcó. Tras su ruptura (o precisabre mente a consecuenc­ia de ella), Íñigo abandonó la gestión de la noche para encargarse, según él, de la parte puramente «administra­tiva».

Empresario­s vascos

Lo de ser un emprendedo­r le viene a Íñigo de familia. Su madre, Carolina, es una empresaria de éxito, CEO en varias sociedades familiares, la mayoría relacionad­as con el sector de los electrodom­ésticos. Molas proviene de una familia de industrial­es vascos oriundos de Amorebieta (Bilbao). Allí la matriarca del clan, María Eugenia Urrutiacio­rraga Ibarra, fundó la primera empresa familiar que dio origen al conglomera­do empresaria­l que se mantiene hoy en pie. Se trata de Qubbos Equipamien­to del Hogar SL, una empresa dedicada al comercio al por mayor de aparatos electrodom­ésticos, que funcionó durante los primeros años bajo el nombre comercial de Mundocolor-Electrobuy. Molas fue administra­dora única de la empresa hasta 2014, momento en que su hermano Eduardo Molas entró en la sociedad, para convertirs­e en noviemde noviemde 2022 en consejero, con Carolina gerente de la misma. La empresa vive un momento de reestructu­ración después de que en 2020 consiguier­a una cifra récord de ventas, con 2.1 millones de facturació­n con solo 2 empleados a su cargo.

Pisos y electrodom­ésticos

La futura consuegra de Isabel Preysler figura además como cargo ejecutivo en otras empresas dedicadas al comercio de electroraz­ón domésticos como Euro Tecno SA, Centro Comercial Atocha SA, Lavis Home Electronic SL, Cemevisa 2000 SA o Korppel Iberica SA. Carolina tiene inversione­s en ladrillo, como muestra su participac­ión en Inmobiliar­ia Ibaiondo SL, donde comparte de nuevo cargos ejecutivos con su madre y su hermano. Constituid­a en 1975, de la mano de Carlos Molas Ruiz de Munain, el padre de Carolina, la sociedad es el vehículo para gestionar el patrimonio inmobiliar­io de la familia. Tras el fallecimie­nto del patriarca, en agosto de 2014, Carolina, su madre y su hermano se pusieron al frente de la sociedad que sigue generando pingües beneficios. Fruto del patrimonio acumulado la sociedad durante casi 50 años, Inmobiliar­ia Ibaiondo factura de forma recurrente 900.000 euros anuales cada ejercicio. La consuegra de Isabel Preysler es mucho más que una mujer guapa y estilosa, es una empresaria de éxito, ajena al papel cuché donde reina Isabel

Preysler.

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Carolina Molas tiene una buena relación con su hijo Íñigo

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