La Razón (Nacional)

Objetos perdidos

«Una pequeña cápsula extraviada pone en jaque a todo un enorme país»

- Esther S. Sieteigles­ias

¿Qué es lo peor que ha perdido? ¿O está usted entre los afortunado­s que nunca han extraviado nada de valor? Yo soy de aquellos que olvidan gafas de sol, guantes, bufandas, y también alguna bolsa con regalos. Aunque los hay más despistado­s, que abandonan a sus teléfonos móviles u ordenadore­s portátiles. Y me pregunto quiénes se dejaron su dentadura postiza o un saco con garbanzos (ambos objetos hallados por la Oficina de Objetos Perdidos de Metro de Madrid).

Y a esta lista de grandes descuidos de la humanidad llega directo a los primeros puestos un transporti­sta de Australia, de paso poniendo en jaque, durante casi un mes, a todo ese enorme país.

El 12 de enero, salió de la mina de hierro Gudai-Darri, en Australia Occidental, un medidor industrial hacia Perth. La pequeña cápsula, de 6mm de diámetro y 8mm de longitud, es de acero inoxidable y contiene Cesio-137, una sustancia altamente radiactiva utilizada en equipos mineros. Según la compañía, Rio Tinto, el calibrador fue embalado por un manipulado­r especializ­ado en materiales radiactivo­s y después recogido en la mina por un contratist­a experto en este tipo de transporte­s.

Tras cuatro días recorriend­o 1.400 kilómetros, el transporte llegó a Perth. Ahí se dieron cuenta de la pérdida de la cápsula y se desató el pánico.

Este calibrador del tamaño de un guisante –que emite rayos gamma y beta– se extravió en algún lugar de una larga y remota autopista. Rio Tinto comenzó la búsqueda (y una investigac­ión interna). Pasaban los días y este botón radiactivo con graves riesgos para la salud no aparecía. Temían que se hubiera encajado en las ruedas de otro vehículo o que estuviera en alguna de las zonas pobladas del itinerario. Aumentaba la alarma social. Ante la imposibili­dad de hallarlo, a finales de enero recurriero­n a las autoridade­s australian­as.

Por fin este miércoles, tras recorrer cientos de kilómetros, gracias a equipos especiales con detectores de radiactivi­dad, los Bomberos y Servicios de Emergencia de Australia Occidental hallaron la cápsula al lado de la carretera. Y si perder algún objeto valioso fastidia, hallarlo es una bendición. Los australian­os respiran aliviados y en Rio Tinto prometen un estudio exhaustivo para que no vuelva a ocurrir. Además, se harán cargo de los gastos de la operación y rezarán para que (las autoridade­s) no les denuncien por negligenci­a.

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