La Razón (Nacional)

El circuito LIV rompe otra barrera

► Brooks Koepka iguala a Ballestero­s con cinco «majors» y estrena el palmarés en Grand Slam de los tránsfugas saudíes

- Lucas Haurie. SEVILLA

Brooks Koepka no es un activista del circuito LIV como Phil Mickelson o nuestro Sergio García, que no se contentan con jugar a cambio de paletadas de petrodólar­es sino que proclaman las bondades del golf patrocinad­o por Arabia Saudí frente al que ellos practicaba­n, pero su triunfo el pasado fin de semana en el neoyorkino Course of Oak Hill, sede del Campeonato de la PGA, sirve a Greg Norman para justificar su invento. El golfista de Florida, de hecho, es el único jugador estampilla­do con la divisa de Riad que sigue luciendo su indumentar­ia habitual en los torneos que disputa fuera del LIV, como el Masters de Augusta en el que terminó segundo.

Pero Norman, CEO de LIV, desea aprovechar el primer triunfo en un torneo del Grand Slam de uno de sus tránsfugas para realzar el interés, muy limitado, que hasta ahora suscita el circuito árabe. De momento, está claro que algunos de sus componente­s –también Bryson De-Chambeau, cuarto en el Course Oak Hill– siguen siendo competitiv­os al máximo nivel. Koepka, sin embargo, es mucho más que eso. Para empezar, es desde anteayer el vigésimo primer hombre en alcanzar la nada desdeñable cifra de cinco «majors» ganados, los mismos que Severiano Ballestero­s. Conquistó en el estado de Nueva York su tercer campeonato de la PGA, tras los de 2018 y 2019, que deben agregarse a los dos US Opens que se adjudicó en 2017 y 2018.

Antes de la pandemia, de hecho, Brooks Koepka estaba llamado a convertirs­e un golfista hegemónico. Encabezó el ranking mundial durante 47 semanas no consecutiv­as e iba perdiendo el número uno porque le achacaban sus críticos, tal vez con razón, que solo preparaba los torneos del Grand Slam. Así lo certifica, desde luego, un palmarés de nueve títulos con cinco triunfos en «majors» y cuatro en torneos regulares. Los puristas del golf, siempre pendiente de la etiqueta, tampoco apreciaban su carácter bastante hosco y su fea costumbre de escupir constantem­ente durante los partidos, consecuenc­ia de su hábito de mascar tabaco, como John Wayne en las películas de vaqueros.

El camino hacia la cima estuvo sembrado de obstáculos para el joven Brooks, sin embargo, ya que hubo de patearse los circuitos secundario­s de Asia, Europa y Sudáfrica entre 2012 y 2014 para acumular los puntos que le permitiera­n acceder al PGA Tour, del que es miembro fijo desde febrero de 2015, cuando se impuso en el Phoenix Open siendo un perfecto desconocid­o. Su primera victoria como profesiona­l fue en España, en concreto en un torneo del Challenge Tour (la segunda división del circuito europeo) que se disputó en septiembre de 2013 en el club La Graiera de Calafell (Tarragona). Allí jugaron esa semana futuros ganadores de torneos de más nivel como Adrián Otaegui o Alexander Levy, entre otros.

Cuando estaba en la cima de su arte, agosto de 2019, Koepka sufrió una grave lesión en el tendón rotuliano a raíz de un resbalón durante la disputa de un torneo. Lo que parecía, lo que fue, una tontería se convirtió en «un tormento» porque la torcedura le reflejó una lesión de cadera que requirió quirófano y la rehabilita­ción de esta cirugía, a su vez, le provocó la dislocació­n de la rótula. De hecho, los escasos periodista­s que tienen acceso a su entorno familiar –un círculo muy cerrado en el que está su hermano Chase, jugador profesiona­l de escasa entidad al que ha reclutado para el LIV– aseguran que su decisión de irse con los saudíes obedecía a sus dudas sobre si sería capaz de volver a estar a en plenitud de condicione­s. Está visto que sí.

El campeón, de carácter hosco, masca tabaco y escupe al césped mientras juega

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AP Koepka levanta el trofeo de campeón del PGA Championsh­ip

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