Las legislativas de Corea del Sur, un plebiscito sobre el presidente
► El opositor PD y un partido de nueva creación encabezan los sondeos de las elecciones debido a la mala situación económica y la impopularidad del conservador Yoon Suk Yeol
Las elecciones a la Asamblea Nacional de mañana en Corea del Sur serán un momento crucial para evaluar la confianza depositada en el actual Gobierno y moldearán el panorama político de cara a las presidenciales de 2027. Estos comicios llegan casi dos años después de que el conservador Yoon Suk Yeol ganara las presidenciales, derrotando a Lee Jae Myung, del Partido Democrático (PD), por un margen de solo el 0.73%, el más ajustado en la historia del país. La baja aprobación de Yoon durante meses se verá aún más afectada si su partido, el Partido del Poder Popular (PPP), tiene un desempeño deficiente en la votación o no logra obtener una mayoría en el Parlamento, actualmente dominado por el PD.
Uno de los principales temas en juego es la popularidad, o más bien la falta de ella, del presidente Yoon, a pesar de no ser un candidato en estas elecciones. Aunque previamente ocupó el cargo de fiscal general, el mandatario ha generado descontento entre muchos votantes, debido a su temperamento explosivo y a su estilo autoritario. Al parecer, esto ha llevado a acusaciones de un retroceso democrático durante su gestión, lo cual es preocupante para la estabilidad política en el país. Según una encuesta reciente de la consultora Gallup, un 58% de los votantes calificaron su labor en el cargo como «muy mala», lo cual refleja un nivel de desaprobación inusualmente alto en el país.
Por otra parte, las divisiones dentro de los principales partidos han generado confusión y han dado lugar a la aparición de nuevos partidos. Este movimiento, motivado por unas reformas partidistas fallidas, escándalos políticos y la percepción negativa del público hacia los dirigentes, podría cambiar la dinámica electoral a corto plazo e implicar problemas más amplios relacionados con la ambición política y la debilidad de la democracia.
El Partido del Poder Popular, liderado por Han Dong Hoon, enmarca las elecciones como un momento crucial para remodelar la política y mejorar el bienestar público. Han ha adoptado una postura combativa, calificando a los líderes de la oposición como «criminales» y prometiendo responsabilizarlos, una estrategia que presenta como una respuesta a las preocupaciones de la población. Un aspecto central del atractivo del PPP es su promesa de purgar lo que Yoon denomina como «progresistas corruptos» del corazón de la política surcoreana.
Sin embargo, a pesar de que la calificación de aprobación Yoon se sitúa en torno al 34% y de que la insatisfacción pública aumenta debido a la débil economía, el PD y un nuevo tercer partido están liderando en ciertas encuestas. Las proyecciones de la Agencia de Noticias Yonhap indican que los partidos de oposición podrían asegurar más de 200 escaños en la Asamblea de 300 miembros, otorgándoles la autoridad para destituir al presidente o anular su poder de veto.
No obstante, el líder del Partido Democrático, Lee Jae Myung, se encuentra bajo investigación oficial por casos de corruptela y, además, sobrevivió a un intento de asesinato en enero. Unos eventos que han contribuido a la inestabilidad política y a la preocupación en torno a la integridad y la ética de estos dirigentes.
Lee ha instado a los votantes a ver las elecciones como un referéndum sobre el Gobierno del Yoon en los últimos dos años, criticando la supuesta incompetencia de la Administración, el aumento desmesurado del coste de vida y su postura belicista hacia Corea del Norte que, según él, pone en peligro la paz en la península coreana. El llamado a la movilización de la oposición liberal es «castigar» al Ejecutivo por problemas como el aumento de los precios al consumidor o su rechazo a un proyecto de ley parlamentario destinado a iniciar una investigación independiente sobre las acusaciones de corrupción que involucran a la primera dama.
Con todo, los políticos de los principales partidos, que se han visto excluidos de posiciones de influencia por sus rivales, han creado otros menores para utilizar los escaños que obtengan como palanca en sus disputas o para captar a los votantes descontentos y dirigirlos de nuevo hacia los campos de la clase dirigente.
Para los votantes, se presentan desafíos de gran importancia que requieren atención inmediata. La inflación se ha convertido en una preocupación apremiante, ya que está erosionando los salarios y afectando el poder adquisitivo de la población. Además, el control de los precios de la vivienda se ha vuelto una cuestión crucial para muchos ciudadanos, en medio de un mercado inmobiliario cada vez más volátil. Por otro lado, la economía del país, que depende en gran medida de las exportaciones, se encuentra en una fase de desaceleración.