La ‘espantá’ de Ai Weiwei
El uso de una foto por parte de una editorial, a punto de abortar su muestra en Barcelona
Ai Weiwei (Pekín, 1957), artista cuya condición de disidente del Gobierno chino lo ha convertido en un personaje de enorme popularidad, será finalmente la estrella del otoño artístico barcelonés, pese a que hace sólo unas semanas el propio artista decidió unilateralmente apearse del cartel. La exposición programada para octubre en La Virreina Centre de la Imatge, que forma parte del programa del tricentenario, ha sido salvada in extremis después de que el artista rompiera, contrariado, el contrato con el Ayuntamiento de Barcelona a causa de la utilización de imágenes suyas, sin permiso, en el anuncio del futuro catálogo publicado por la editorial Polígrafa en el portal de venta por internet Amazon. El libro, que al igual que la exposición aún no tiene título, según el director del centro Llucià Homs, se publicita como Ai Weiwei: Mirror and Hammer, y se vende de forma anticipada por 21,35 libras, con una rebaja de un 10%.
Nada más tener conocimiento de la publicación, desde el estudio de Ai Weiwei se pusieron en contacto con los servicios de La Virreina para romper de forma fulminante el contrato. Tras diversas comunicaciones, en las que se desmarcaban de la acción de la editorial y un viaje relámpago a Pekín por parte de Llucià Homs y la comisaria de la muestra, Rosa Pera, las aguas parecen haber vuelto a su cauce. Ayer mismo Homs colgaba en su Facebook una fotografía suya en la que se ve ultimando detalles con el artista sentados en torno a una mesa en la que descansa plácidamente uno de los muchos gatos que pueblan el estudio del artista chino. Los hay de todos los colores y tamaños. Más de cuarenta. Uno de ellos ha aprendido a abrir puertas. “Gracias a ese gato he aprendido que estos animales pueden abrir puertas. La diferencia entre los hombres y los felinos es que estos últimos no las cierran cuando las han franqueado”, sentenciaba Ai Weiwei en el documental de Alison Klayman, Never Sorry, estrenado en cines.
Fragmentos de aquella película pudieron verse también en la exposición presentada en el 2013 en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, el primer museo que dedicó una muestra al artista, diseñador, arquitecto, activista, bloguero y tuitero iconoclasta.
Aunque Homs es reticente a avanzar las piezas que se verán en Barcelona, explica que si bien la muestra sevillana estaba muy centrada en su trabajo con la cerámica –el centro ubica en el antiguo monasterio de la cartuja de Santa María de las Cuevas, una nave gótica por donde no hace tanto circulaban vagonetas cargadas de loza china de la fábrica Pickman–, aquí mandará la imagen, tanto fotografía como vídeo, aunque “la idea es ofrecer una mirada lo más amplia posible, en la que están representadas todas sus facetas. Él siempre trabaja teniendo en cuenta el espacio donde se muestra su obra, y en este caso le interesa mucho el hecho de que se trate de un antiguo palacio, no el cubo blanco de un museo, en el centro de la ciudad”.
El artista no acudirá a la inauguración, ni participará en el montaje, pero lo supervisa todo desde su estudio en Pekín; las au-
La Virreina acogerá en octubre la segunda muestra que un museo español dedica al artista chino
toridades no le permiten salir de China, donde es considerado un enemigo público y se enfrenta a acusaciones por evasión fiscal y pornografía (lo cual permite, en el contexto del Tricentenari, introducir el tema de la falta de libertades). Paralelamente, su ascensión en los mercados occidentales es meteórica: ocupa el puesto número tres en el listado de las 100 personas más influyentes en el mundo del arte de la revista Art Review. Respecto al presupuesto de la exposición, Homs asegura que se mantiene en los parámetros de cualquier otra exposición en La Virreina Centre de la Imatge.