Emociones que educan
Un videojuego creado por profesores universitarios ayuda a prevenir el ‘bullying’; cada vez más escuelas trabaja el área emocional
Si un compañero de clase te dice en el patio que no quiere jugar contigo y que te vayas, ¿qué haces, pasas de él, le insultas, se lo dices a tu profesor, intentas hablar con él de por qué no puedes jugar?”. Es una de las situaciones ficticias que presenta un videojuego para prevenir la violencia escolar y gestionar las emociones. Se llama Emotional Games y ha sido desarrollado por el Grup de Recerca en Orientació Psicopedagògica (Grop), que dirige Rafel Bisquerra en la Universitat de Barcelona.
La educación emocional ha entrado en las escuelas. Desarrollar empatía, resolver los conflictos de forma positiva, canalizar los pensamientos negativos, son destrezas que los docentes tratan de impulsar, tanto entre ellos como entre los alumnos. “Todo esto contribuye a mejorar el ambiente en la escuela y así todos trabajamos mejor”, coinciden en señalar maestros consultados. Muchos de los centros de máxima complejidad han recibido formación en educación emocional precisamente por este motivo.
“La demanda de educación emocional no para de crecer; nosotros cada vez tenemos más peticiones”, afirma Gemma Filella, directora del proyecto de Emotional Games en el Grop. Este grupo asesora a los centros en la gestión del aula y en la prevención de la violencia. Filella atribuye el aumento del interés por este área a dos motivos: “Los alumnos viven situaciones más estresantes ahora y los profesores lo notan; padres que están en paro, problemas económicos, separaciones... todo esto afecta al estado de ánimo del alumno y su relación con los demás; y por otro lado los docentes han tomado conciencia de que la educación emocional es fundamental, ya no lo ven como un extra”.
Entre las peticiones que reciben en el Grop destaca una, la de mejorar el clima a la hora del patio y entre clases. Allí los alumnos se relacionan sin intermediarios, y es donde afloran los conflictos que luego se trasladan al aula. El videojuego aborda este tipo de situaciones. El alumno ha de explicar có- mo se sentiría si un compañero le rechaza, si se quiere aprovechar de él o necesita ayuda. Después le pide que elija un manera de resolver el conflicto. Si acierta recibe puntos y puede pasar de pantalla. En clase, los estudiantes ponen en común lo que han aprendido en el juego, hablan sobre las emociones con sus compañeros y con el profe- sor. “Les hacemos reflexionar, darse cuenta de que sentir enfado, rabia o miedo a veces es normal, pero que hay formas de actuar que les harán sentir bien, a ellos y a los demás”, resume Filella.
El curso pasado el Grop probó el videojuego en una decena de centros de Lleida. Ahora están analizando los resultados pero ya avanzan que ha contribuido a mejorar las relaciones en clase y el ambiente de centro. “Lo que no tenemos claro aún es si influye directamente en los resultados escolares”, añade Filella.
Esta primera versión del videojuego está indicada para alumnos de entre 8 y 12 años. Además cuentan con otra para adolescentes. El grupo ha recibido financiación de RecerCaixa para continuar investigando en este aspecto.
La gestión de las emociones, pues, ya forma parte de las estrategias de las escuelas para mejorar. Otro caballo de batalla, sobre todo en los institutos, es el absentismo escolar. Muchos centros de secundaria han desarrollado programas para controlar las faltas de asistencia de los alumnos, como programas de alerta. Cuando un alumno falta a clase, el padre recibe un mensaje en el móvil o un e-mail de forma inmediata. Acciones como esta están dando resultados. El problema está cuando la familia consiente que se falte a clase. “Hay un grupo de familias desestructuradas donde no se controla el absentismo, pero ahora nos encontramos con que algunos padres dejan que sus hijos falten a clase para que vayan a hacer cola al concierto de Justin Bieber o perseguir a algún famoso que visita su ciudad”, dijo hace unos días la consellera de Ensenyament, Irene Rigau. El Departament trabaja en una estrategia contra el absentismo que espera desplegar este curso.
Otro de los frentes que “atacará” la conselleria este año es el de las horas de sueño de los estudiantes. “Las escuelas nos explican que los alumnos cada vez llegan más cansados a clase, porque van a dormir tarde, es algo que se ha generalizado”, añadió Rigau. Esta semana la consellera comparecerá en la comisión por la racionalización de los horarios del Parlament.