Rusia utiliza una base en Irán para sus ataques aéreos en Siria
El acuerdo permite a los bombarderos pesados vuelos más cortos con más carga
Alepo se ha convertido, sin exageración, en el epicentro de una guerra mundial. Por vez primera Rusia, gran protectora del gobierno del presidente Bashar el Asad , ha utilizado, en sus vuelos para bombardear las posiciones del Estado Islámico, las facilidades de un aeródromo de la República Islámica de Irán, otra de las poderosas naciones que apoya desde el principio de la rebelión a los dirigentes de Damasco.
Aviones Tupolev Tu-22M3, y Sujoi Su-34 despegaron de la base iraní de Hamadan para atacar las bases de los yihadistas del Estado Islámico y de Fatah el Sham –anteriormente denominado Frente al Nusra– en Deir Ezzor y Alepo. El ministerio de Defensa ruso anunció la destrucción de “cinco grandes depósitos de armas y municiones situados en campamentos de entrenamiento militar en Deir Ezzor y en Al Bab”, una población bajo el yugo del Estado Islámico en la provincia de Alepo, así como “la eliminación de un gran número de combatientes en el centro de mando de Jafar y de Deir Ezzor”.
El presidente Putin, al iniciar hace algo más de un año su decisiva ayuda militar al rais El Asad, dio oxígeno a su desgastado ejército en una guerra extenuante que ya ha cumplido cinco años. La batalla comenzada hace unas semanas en Alepo, y que es todavía de incierta duración, ha acelerado el proceso.
Desde hace semanas rusos e iraníes negociaban el estrechamiento de su cooperación militar. Es indiscutible que su voluntad de aplastar a los bárbaros del islam es más firme que entre los heterogéneos miembros de la coalición capitaneada por Estados Unidos, en la que participan, por ejemplo, Qatar y Arabia Saudí y que alimentan, a plena luz, a los grupos terroristas más radicales.
Cerca de Alepo, en el norte de la descoyuntada república siria, en la provincia turca de Hatay, han establecido un centro de operaciones en el que están presentes militares turcos, estadounidenses y europeos además de qataríes , junto a delegados de algunos grupos de la dividida oposición. También en el norte de Siria hay un centro de mando de las fuerzas de Damasco y de sus aliados rusos, iraníes y de los aguerridos combatientes libaneses de Hizbulah.
La semana pasada el Gobierno de Moscú había solicitado al de Irán el permiso para atravesar su espacio aéreo en sus ataques contra objetivos terroristas. La utilización del aeropuerto militar de Hamadan le permite acortar, en sus misiones , la distancia de su recorrido y contar con una más amplia base de operaciones para sus grandes aparatos de bombardeo que las que utilizan en territorio sirio. Con esta cooperación Rusia adquiere una ventaja táctica porque sus bombarderos pesados Tu-22 ya no necesitan volar desde Rusia como hasta ahora y pueden transportar una mayor carga en vuelos más cortos.
El año pasado el presidente Putin anunció a bombo y platillo una evacuación de su contingente militar en Siria, pero de hecho su presencia armada sigue siendo importante, con sus instalaciones militares y su permanente ayuda aérea al ejército sirio.
El secretario del Consejo Supremo de Seguridad iraní ha explicado que con este acuerdo bilateral “han podido intercambiar métodos, usar en común infraestructuras con el objetivo de la lucha antiterrorista”. El viceministro de Asuntos Exteriores ruso visitó el pasado lunes al jefe de la diplomacia iraní para tratar el conflicto sirio. Las informaciones, en cambio , difundidas por Rusia en torno a un acuerdo de cooperación con EE.UU. para detener la catástrofe de Alepo no han sido confirmadas en Washington.
Moscú afirma que ha destruido “grandes depósitos de armas” y campamentos del Estado Islámico