Hooligans contra Salafistas
Una alianza de hinchas violentos y neonazis opera en varias ciudades de Renania del Norte-Westfalia
Su presentación en sociedad se produjo el pasado otoño en Colonia, y desde entonces han ido apareciendo aquí y allá, con sus rasgos peculiares dentro del universo de la extrema derecha germana. El grupo Hooligans contra Salafistas (HoGeSa, por sus siglas en alemán), en el que confluyen hinchas de fútbol violentos y neonazis, protagonizó graves disturbios el 26 de octubre en esa ciudad del land occidental de Renania del Norte-Westfalia: unos 5.000 alborotadores contra 1.300 policías, que acabó con cincuenta heridos, furgonetas policiales volcadas y destrucción de mobiliario urbano.
La excusa era protestar contra los seguidores del salafismo, una rama integrista del islam suní; se estima que hay unos 6.300 salafistas en toda Alemania, de los que 1.800 viven en el land renano. La tensión social ya existía, pero en septiembre un grupo salafista creó una autodenominada Policía de la Charia, que fue vista actuando como patrulla musulmana de buenas costumbres en Wuppertal, ciudad de ese mismo land. Los gobernantes atajaron el asunto de inmediato, pero un minúsculo partido regional de extrema derecha, Pro NRW, convocó la manifestación de Colonia, que degeneró en batalla campal con el concurso de HoGeSa.
“Los salafistas, ellos mismos partidarios de la acción, constituyen una buena ocasión para los hooligans, que justifican así por qué se echan a la calle; los hooligans necesitan un enemigo claro”, explica Peter Römer, politólogo de la Universidad de Münster, que está siguiendo el fenómeno. Los integrantes de HoGeSa –la revista Der Spiegel calcula que son ahora unos tres mil– se aglutinaron a través de las redes sociales, que pusieron así en con- tacto a hinchas agresivos, neonazis y nacionalistas exacerbados. “Se trata de desplegar demostraciones de poder, dentro de una cosmovisión masculina, reaccionaria y defensiva contra cuanto no encaje ahí”, explica Römer.
Hace poco, la banda de rock de extrema derecha Kategorie C, acuartelada en la ciudad norteña de Bremen, les compuso una canción. Y la página web de HoGeSa despliega estética neonazi al llamar a luchar juntos –hinchada y ultraderecha– contra el islamismo radical. El partido Pro NRW, con sólo mil afiliados y un flaco 1,2% de votos en los últimos comicios regionales, les tiene muy presentes. Colonia y la cuenca del Ruhr son terreno interesante para HoGeSa, al concentrar varios clubs de Primera y Se- gunda División de la Bundesliga.
En los últimos meses, Hooligans contra Salafistas, sin líder conocido, han optado por acudir a manifestaciones del movimiento islamófobo Pegida (Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente), donde miran de comportarse. Los sociólogos pugnan aún por definir a a Pegida, pues sus filas amalgaman a elementos de extrema derecha con ciudadanos descontentos.
De los siete mil alemanes afiliados a partidos de extrema derecha, la mayoría (5.500) están en el NPD (Partido Nacionaldemocrático de Alemania). El NPD –cuyo lema es Trabajo, familia, patria– ha participado en las marchas de Tröglitz contra el albergue de refugiados, pero asegura no tener nada que ver con el in- cendio provocado que lo dañó.
Fundado en 1964 en Hannover, capital del land occidental de Baja Sajonia, el NPD dispone de 330 concejales en Ayuntamientos y de cinco diputados en el Parlamento regional de Mecklemburgo-Antepomerania. En las elecciones regionales del 2014, perdió los ocho diputados que tenía en Sajonia. En el 2014 logró un eurodiputado, Udo Voigt, protagonista en campaña de un polémico cartel: se le veía en moto con el lema “Gas geben”, es decir, acelerar, pero literalmente dar gas, lo cual fue interpretado como una burla al exterminio de judíos en las cámaras de gas nazis.
Tras darse a conocer con graves disturbios en Colonia, HoGeSa se arrima a Pegida e intenta comportarse