El presidente de Colombia advierte a las FARC que su paciencia se agota
Las negociaciones de paz de La Habana prosiguieron ayer, ignorando que el miércoles once soldados murieron en un ataque de las FARC. Sin embargo, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, advirtió a la guerrilla que su paciencia tiene límite.
“Señores de las FARC, escuchen el clamor nacional, no se hagan los sordos ante los colombianos que les estamos gritando: llegó la hora de acabar la guerra, la paciencia se nos agota, hay que ponerle plazos a este proceso, y si quieren la paz, tienen que demostrarlo con hechos y no con palabras”, declaró Santos a última hora del viernes.
No obstante, a continuación rebajó el tono de ultimátum y empleó su habitual lenguaje moderado que demuestra que es el primer interesado en lograr la paz. “No podemos dejar que esa rabia nos enceguezca, nos llene de más odio, nos lleve a más violencia; mi obligación es convertir esa rabia en acciones que acaben la guerra”, dijo el mandatario.
De esta manera, Santos salía una vez más al paso de las presiones de ambos extremos. Con su nueva y mesurada reprimenda a las FARC trataba de contrarrestar los discursos ultras de los halcones que quieren dinamitar el proceso de paz, encabezados por el expresidente Álvaro Uribe.
Por otro lado, el mandatario hacía ver a la guerrilla que si presiona con sangre para lograr la tregua bilateral, el efecto puede ser adverso. De hecho, tras el combate del miércoles, Santos ordenó reanudar los bombardeos contra campamentos de las FARC, suspendidos un mes atrás como muestra de buena voluntad ante la tregua unilateral decretada por la guerrilla en diciembre.
El grupo insurgente negó haber iniciado el enfrentamiento –donde también murió un guerrillero y 24 militares fueron heridos– y alegó que se trató de una acción defensiva ante un ataque del ejército que, por su parte, asegura que las FARC emboscaron a los soldados mientras dormían.
Las muertes provocaron muestras de rechazo y concentraciones espontáneas por todo el país de una ciudadanía que cada vez tolera menos una violencia interiorizada desde hace medio siglo.
En todos los sectores crecen las voces que piden poner una fecha límite al diálogo, como expresó Santos. Las palomas creen que así se forjará un rápido acuerdo de paz, mientras que los halco- nes, que insisten en que las negociaciones sólo sirven para dar oxígeno a la guerrilla, confían en que la presión del tiempo haga saltar el proceso por los aires.
Pese a todo, ayer se reunió en Cuba la significativa comisión
Santos aboga por la reivindicación cada vez más extendida de fijar un plazo de tiempo a los diálogos
formada por cinco altos oficiales colombianos y líderes guerrilleros, que negocian el punto referido a las condiciones para la desmovilización de las FARC y la entrega de las armas.