La fuerza que nace del cansancio
Beatriz Figueroa lidera desde casa la lucha por la protección de los pacientes de cáncer después de la enfermedad
Por qué no establecer una jornada laboral terapéutica, media jornada por ejemplo, para que uno pueda volver progresivamente al trabajo después de un cáncer? ¿Por qué no hacer como los franceses, que en su tercer plan para el cáncer han incluido un acuerdo para que haya préstamos y seguros especiales para cuando uno ha pasado un cáncer? Porque esa es otra, a ver cómo pides un crédito cuando han de pasar diez años para que te firmen un seguro. ¿Sabes cuántos se han visto obligados a elegir entre dejarlo todo o volver el trabajo porque no tienen fuerzas? ¿Cómo es que no se penaliza en España que te despidan porque no tienes fuerzas aunque te hayan dado el alta de tu cáncer?
Beatriz Figueroa, 49 años, es esa viguesa con pañuelo en la cabeza que ha explicado de todas las maneras posibles que después de un cáncer no siempre se puede volver a la vida normal y que se necesita protección, “para que no te mate la Seguridad Social después de que el sistema sanitario haya hecho tantos esfuerzos por que sobrevivieras”.
Su reclamación tuvo forma de huelga de hambre, de propuesta de ley en el Congreso y de recaudación de firmas a través de Change.org. “Llevamos 538.000”. Pero el año pasado el PP tumbó el proyecto a pesar de sus primeras 500.000 firmas. A pesar de que cualquiera entiende su argumentación.
“¡Pero soy yo sola!”, declara espetando a todos los que la leen y la siguen, todos a los que atiende por correo electrónico o por teléfono, casos como el suyo que acuden a ella desde cualquier rincón donde hay cáncer y Seguridad Social pidiéndole qué hacer, cómo hacerlo. “Estoy al borde de tirar la toalla”, comunica en la plaza de Catalunya de Barcelona, donde acaba de participar en una jornada sobre feminismo y cáncer de mama. “Bueno, ahora estamos trabajando para llevar al Parlamento de Galicia una ley integral de protección para personas con cáncer, porque quizá sea más eficaz trabajar en el ámbito autonómico para empezar, de nuevo”, se desmiente a sí misma. El plural es ella y un amigo profesor de Derecho.
Su energía oculta una realidad que acompaña a su doble cáncer de mama: los problemas para llegar a fin de mes con 550 euros de la incapacidad total reconocida recientemente. Un día al mes de ir a buscar comida al banco de alimentos. La visita a las oficinas municipales de Vigo esta semana para que le paguen las peores facturas del invierno de luz y gas. Y cuando se pasa de actividad y de indignación, muchas horas de aplastamiento, de ese cansancio que comparten la mayoría de los poscáncer.
“Esta es la última persona con la que conecté. Lee, lee. Es una bailarina y cantante que además es profesora y no puede ejercer su profesión con las secuelas de su cáncer y de la quimio. Tiene 38 años y ha logrado una pensión de 500 euros”. Es un relato semejante desde cualquier profesión y cáncer. Solicitudes rechazadas, algunas aceptadas al segundo o tercer intento. Trabajos asumidos a trompicones aunque vayan contra su salud. Otros a los que nunca llamarán porque no aguantan el esfuerzo.
Es el poscáncer. El motivo de su lucha. “Siempre viví entre la enfermedad y la injusticia. Hice Derecho porque para mi padre era tan lista que no podía hacer menos, aunque me hubiera gustado mucho más la lengua y la lite- ratura. Pero nunca me sentí cómoda con el Derecho, no veía las leyes como sinónimo de Justicia y no tengo estómago para negociar intereses”. Disfrutó más con el periodismo (Diario16) y la gestión empresarial.
¿Una asociación? “¡Pero si soy yo sola! Aunque hable y me escriba con todas estas personas como yo”. Está convencida de que la acumulación de pérdidas que vivió al comienzo de esta década –pareja, trabajo, la muerte de su mejor amiga– le sumieron en una profunda depresión que empujó su cáncer. “Ni quería tratarme. Estaba al borde del suicidio. Exteriorizar mi infierno, contarlo, me libró de él”. Así nació su página digital Lavidanosigueigual. Y sus luchas.
“¿Por qué no pactar media jornada laboral terapéutica para reincorporarte progresivamente?”