De vagabundo a prodigio musical
Benjamin Clementine, el expresionista humilde
Pasó de dormir en la calle y tocar en el metro de París a aparecer en la tele junto a Paul McCartney y editar su debut con una multinacional. Al cantautor, poeta y pianista británico Benjamin Clementine, de 26 años, lo han definido como Nina Simone reencar- nada en hombre, un cumplido equiparable a la magnitud de su ingente talento.
Su historia está plagada de conflictividad. Desde el bullying que sufrió en la escuela, que dejó a los 16, hasta la fuerte discusión que tuvo con su madre y que le llevó a abandonar Edmonton, al norte de Londres, donde creció. Eligió al azar un destino de EasyJet para emigrar, puesto que en Londres se sentía extranjero, y así viajó a París, con lo puesto y sin hablar francés. Se instaló en la plaza de Clichy, durmiendo en la calle antes de poder pagar una pensión cerca de Pigalle, donde vivió casi dos años. Tras una visita al Sagrado Corazón dejó en el suelo su gorro y se puso a cantar a capella en las calles y en el metro, donde atrajo la atención del responsable de un sello discográfico. Y en octubre del 2013, Clementine, el pequeño de cinco hermanos de una familia de ascendencia ghanesa, participó en el programa de la BBC Later… with Jools Holland, donde coincidió con sir Paul McCartney. “Me felicitó, me regaló un vinilo firmado y me dijo que siguiera con mi carrera”, recuerda.
Esa aparición supuso el despegue de su carrera, pues en la siguiente semana fue el artista más compartido en Spotify. Editado ya su disco de debut, At least for now (2015), una maravillosa co- lección de temas introspectivos que le ha valido el premio Victoire de la Musique (equivalente francés al Grammy) al mejor nuevo artista, este músico autodidacta asegura: “Todavía no conozco todo mi potencial. Para eso tengo que llegar a un punto en el que ya no pueda crear más”.
Su presencia escénica es imponente y particular. Suele actuar descalzo, sin camiseta y ataviado con un abrigo largo. Y acompaña su poderosa, oscura y elegante voz únicamente con su piano. Un instrumento que “sólo toco cuando estoy inspirado y quiero componer”, confiesa Clementine, que rehúye el calificativo de cantante. Prefiere el de expresionista. “No persigo una carrera en la música. Mi principal pretensión es hablar a la gente. Estoy contento de haber puesto algo en este disco gracias al cual puedo expresarme como quiero. Pero nunca me desperté diciendo ‘quiero ser músico, el mejor artista’. A algunos sí les ocurre y les admiro porque sueñan ser como Jimi Hendrix”.
Ha teloneado a Cat Power y Stromae y entre sus influencias cita a Antony Hegarty (Antony & The Johnsons), Erik Satie y Luciano Pavarotti. Y aunque sus elaboradas letras emanan melancolía, en especial Cornerstone –“la primera que escribí y en la que digo lo que pienso”–, asegura no sentirse solo en este mundo e inspirarse en el día a día de su vida.
Infinitamente agradecido a la Villa Lena Foundation, una residencia italiana donde durante año y medio gestó el disco de forma gratuita, también ultima la publicación de su propio diccionario. “Escribo lo que es importante para mí y lo explico con todo el alma a mi manera”, relata. Antes de ello, el 3 de julio, actuará en la segunda edición del festival Vida de Vilanova i la Geltrú. Una oportunidad de oro para gozar de su genialidad más humana.
LOS ÁNIMOS DE McCARTNEY Le han comparado con Nina Simone, y fue felicitado por Paul McCartney
PRÓXIMO CONCIERTO El 3 de julio el cantante actuará en el festival Vida de Vilanova i la Geltrú