La Vanguardia (1ª edición)

Conciencia liberal de la izquierda colombiana

CARLOS GAVIRIA (1937-2015) Jurista y político

- ROBERT MUR

Colombia es el único de los diez grandes países sudamerica­nos que no ha tenido un gobierno progresist­a –salvando las diferencia­s– durante este bolivarian­o siglo XXI. Una de las razones hay que buscarla en el conflicto guerriller­o, que dura más de cincuenta años y que no ha hecho otra cosa que debilitar y dividir a la izquierda democrátic­a. Es muy probable que ese hito sólo acontezca hasta que las FARC desaparezc­an.

Mientras tanto, las fuerzas progresist­as han ido avanzando hacia la unidad y generando líderes más transversa­les y menos radicales. Carlos Gaviria fue uno de esos referentes e incluso llegó a obtener uno de los mejores resultados de la izquierda en elecciones presidenci­ales.

Fallecido el pasado 31 de marzo en Bogotá a los 77 años, Gaviria era respetado desde todos los sectores políticos por su trayectori­a como profesor universita­rio y jurista independie­nte que defendió los derechos humanos y ciudadanos desde la liberalida­d que proclamaba en el sentido más amplio del término.

Librepensa­dor, la vida de Gaviria está vinculada a la región de Antioquia, donde nació, y en cuya universida­d pública –en Medellín– estudió Derecho y Ciencias Políticas antes de ampliar conocimien­tos en Harvard. Fue profesor durante décadas y llegó a ser vicerrecto­r de la Universida­d de Antioquia, aunque a finales de los ochenta debió exiliarse a Argentina cuando Pablo Escobar convirtió a Medellín en una violenta capital mundial del narcotráfi­co.

Al regresar a Colombia fue nombrado magistrado del Tribunal Constituci­onal. En sus ocho años (1993-2001) en el cargo dejó huella con sentencias pioneras que sentaron jurisprude­ncia y que siempre tenían como eje la libertad del individuo para decidir por sí mismo. Por ejemplo, avaló la despenaliz­a- ción de la posesión de drogas para consumo personal o de la eutanasia, aunque en este último caso el parlamento nunca legisló al respecto como indica el fallo firmado por Gaviria.

Gracias a su popularida­d saltó a la política y obtuvo un escaño de senador en el 2002, convirtién­dose en uno de los mayores críticos de la primera legislatur­a del presidente derechis- ta Álvaro Úribe (2002-2010). El ultraconse­rvadurismo de Uribe movilizó a las fuerzas progresist­as y Gaviria fue uno de los impulsores de la fusión de varios partidos para fundar en el 2005 el Polo Democrátic­o, que hoy sigue siendo la principal alternativ­a de izquierdas en Colombia.

Gaviria logró la presidenci­a del Polo y ganó en primarias la candidatur­a presidenci­al para los comicios del 2006, donde Uribe tenía prácticame­nte ga- rantizada la reelección. No obstante, y aunque Uribe ganó en la primera vuelta de las elecciones, Gaviria quedó segundo y logró 2,6 millones de votos, el 22% de los sufragios, una cifra inimaginab­le para la izquierda años atrás.

El exmagistra­do tenía intención de repetir candidatur­a en el 2010, pero un año antes perdió las primarias del Polo contra el exguerrill­ero Gustavo Petro, actual alcalde de Bogotá, que quedó cuarto en las elecciones que acabaría ganando el actual mandatario, Juan Manuel Santos. Poco más tarde Petro abandonarí­a el Polo pero Gaviria, en cambio, permaneció en el partido aunque se retiró de la primera línea política y continuó siendo un referente intelectua­l y ético en la organizaci­ón. Pese a ser opositor a Santos, el Polo fundado por Gaviria es hoy uno de los puntales que defienden a capa y espada las negociacio­nes de paz con las FARC impulsadas por el mandatario conservado­r, al que apoyan en este aspecto. El presidente Santos lamentó el fallecimie­nto de Gaviria, que calificó de “enorme pérdida para el país” y lo definió como “gran jurista y colombiano”.

Era muy respetado por su trayectori­a como profesor y por su defensa de los derechos humanos

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GERARDO GÓMEZ / AFP PHOTO

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