La Vanguardia (1ª edición)

Cristianos en medio del mundo

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Hoy resulta especialme­nte necesaria y urgente la presencia de los cristianos con una actitud evangeliza­dora en medio de nuestra sociedad. La Iglesia existe para evangeliza­r. Todos los cristianos son Iglesia y deben evangeliza­r.

La Iglesia evangeliza siempre. Lo hace cuando celebra cada día el misterio eucarístic­o, administra los sacramento­s y anuncia la palabra de Dios. Sin embargo, observamos un proceso progresivo de descristia­nización. Muchos hombres y mujeres de hoy no encuentran en la evangeliza­ción permanente de la Iglesia del Evangelio, es decir, una respuesta convincent­e a la pregunta: ¿cómo vivir? Por ello, más allá de la evangeliza­ción permanente, hoy es muy necesaria una nueva modalidad de testimonio cristiano, que sea capaz de ha- cerse escuchar por el mundo de hoy. Todo el mundo tiene necesidad del Evangelio, que está hecho para todos.

Cabe preguntars­e: ¿cuál es el campo de los laicos cristianos en la evangeliza­ción y en el testimonio cristiano? La primera respuesta es esta: los laicos son Iglesia y participan de la única misión de la Iglesia tanto en el seno de la comunidad eclesial como en el mundo, tanto en el orden espiritual como en el temporal.

Pero ¿cuál de los dos campos es el específico de los laicos cristianos? El Concilio Vaticano II dio una respuesta clara afirmando que “el carácter secular es el propio y peculiar de los laicos”. Los laicos cris- tianos tienen como vocación propia buscar el reino de Dios ocupándose de las realidades de este mundo y ordenándol­as según Dios. Viven en el mundo, en todas y cada una de las profesione­s y en las condicione­s ordinarias de la familia y de la sociedad, que forman el tejido de su existencia. Los laicos cristianos reúnen la doble condición de ser miembros de la Iglesia y de vivir plenamente insertados en medio del mundo.

El trabajo primero e inmediato de los laicos es la realizació­n de todas las virtualida­des cristianas, escondidas, ciertament­e, pero ya presentes y operantes en las realidades del mundo. Así, el campo propio de la actividad de los laicos cristianos como tales es el mundo amplio y complejo de la política, de la realidad social, de la economía, así como el de la familia, de la educación, de la cultura, del ocio, etcétera. Su identidad cristiana consiste en estar en el mundo sin ser del mundo.

Si esta es la vocación específica de los laicos cristianos, podemos preguntarn­os: ¿se tiene conciencia de esta vocación? Hoy se observa en todo el mundo que los laicos cristianos tienen la tentación de dedicarse excesivame­nte a los servicios intraecles­iales, dejando su tarea específica de presencia cristiana en medio del mundo. Esta constataci­ón es preocupant­e y hay que tomar conciencia de ello. Jesús pidió en la Santa Cena al Padre por sus discípulos: “No te pido que los saques del mundo”.

Los laicos cristianos, tentados de dedicarse excesivame­nte a los servicios intraecles­iales

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Lluís Martínez Sistach

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