Novela negra y política
En Alemania se editan al año unos 94.000 títulos (incluidas reediciones), y su Feria del Libro de Frankfurt es cita ineludible de la edición mundial. En ese marco la Asociación de Libreros Alemanes otorga el premio Alemán del Libro, que en 2014 recayó en Kruso, de Lutz Seiler, que ya figuraba en la lista de best sellers de la revista Der Spiegel. Aparte de la dotación económica, este premio implica elevadas tiradas y eco mediático; así, La mujer del mediodía, de Julia Franck, en el 2007, o Du stirbst nicht (No morirás), de Kathrin Schmidt, en el 2009, fueron superventas durante meses. Además, los alemanes acuden en tropel a la LitCologne –donde el francés Michel Houellebecq presentó en enero su Sumisión–, la Poetenfest de Erlangen, o la feria del libro de Leipzig. En cualquier ciudad son habituales las lecturas públicas de fragmentos de obras. Gusta mucho la novela negra, como se ve en el número uno en tapa dura, Verheissung (Promesa), del danés Jussi Adler-Olsen; y en el segundo de rústica, Zwetschgendatschikomplott (El complot del pastel Zwetschgendatschi), de Rita Falk, sobre un típico pastel bávaro. Los cinco más vendidos en ese soporte son de mujeres, casi todos novela romántica. Destaca también el interés por la política nacional, como en el número uno de ensayo: las memorias del excanciller Helmut Schmidt.